─ ¿Hola? Eiiiiii. ¿Dónde estás sílfide?
─ ¿Qué quieres, Seden? Estoy tirado en el sofá.
─No escribes, no te cuentas nada. Di algo, aunque sea mentira.
─Pues…no puedo correr. ¿Te vale?
─Ya lo veo Mateo. No corres, no entrenas, has cogido kilos… Jo, jo, jo.
¿Que pasa nen?
─Accidente laboral grave.
─Ya, ya, si ya lo sé. Pero cuéntalo aquí.
─Va a ser que muchas ganas no hay, pero lo intentaré.
Año de lesiones por sobrecargas. Entrenamientos desafortunados. Ha sido un
año duro de entrenos y lo estuve pagando todo el verano.
En menos de 18 meses, entrené para 3 maratones y acabé 2 de ellas. Y entre
medias, me estuve preparando para montaña, e hice varias carreras de larga
distancia.
Cinco días de entrenos machacantes a la semana durante 4 años…se pagan.
Por lo que, en el mes de julio, la sobrecarga me llevo a no poder entrenar
como es debido, una carrera de 28 km de montaña con 1800m de desnivel positivo,
a causa de una fascitis plantar. Más tarde sobrecarga del gemelo. En el mes de
agosto y después de una tirada larga de 35km por la costa Brava (Port de la
Selva → Rosas → Cadaqués → Port de la Selva), capsulitis de un dedo del pie.
Descanso obligado, que me lleva a entrenar poco y mal y empezamos la
preparación de la maratón de Barcelona 2017, con el tiempo justo, osease unas
10 semanas. Con lo que empiezo cargado, desmotivado, dolorido y sin el objetivo
de Barcelona muy claro. Tras muchos esfuerzos para ponerme al día y después de
apuntarme en enero a las pistas de atletismo, para hacer buenos entrenos de
calidad… Me accidento en el trabajo. Terrible, doloroso…el peor accidente laboral
de mi vida y espero que el último.
─Venga, a lo que vamos.
Estando de rodillas dentro de una máquina que es un túnel metálico, me cae
en el pie el canto del techo, que pesa 2000 kg, tranquilamente, pillándome el
pie de canto, en una posición retorcida y quedando atrapado sin poder sacarlo.
Por más que tirara con mis potentes cuádriceps, no había manera de sacarlo de
allí. Pero más tiraba del pie, el miedo a quedar atrapado bajo aquella máquina,
que otra cosa.
Mis compañeros, intentaban levantar aquel muerto con cualquier cosa que tenían
a mano, palos, hierros, pero era imposible. Fueron unos 8 minutos interminables.
La verdad es que, veía como se quedaba en
ese agujero, mi vida de corredor, mi nuevo trabajo, en el que me sentía tan a
gusto y todas las ilusiones que he conseguido en estos 4 últimos años.
Todo el peso de la máquina se dejaba caer sobre el pie, machacando así
todos los metatarsos, desde el 1º al 5º.
El fuego que sentía, se juntaba con los golpes que me daba en la rodilla
libre contra el suelo metálico de la máquina, en los intentos inútiles por
escapar. Además, del dolor del brazo, que lo golpeé en el primer momento de la
caída del techo contra el lateral opuesto. Todos los músculos de la pierna atrapada
se me engarrotaban debido a la posición incómoda. Sumándole la angustia que me
producía estar metido en aquel agujero (debido a la claustrofobia que tengo).
Todo ese infierno, solo me permitía pensar en chillar a mi compañero, “Antonio,
sácame de aquí, saca mi pie, haz lo que sea tío.” Tirar con toda mi fuerza aun
dislocándome todo lo dislocable, desde mis dedos, hasta mi cadera, pasando por
el tobillo, era lo único que podía hacer aparte de gritar como un poseso.
No sé cómo tuve un segundo de lucidez, para pensar en que lo que estaba
aprisionado podía ser solo la bota de seguridad y se me ocurrió que,
desabrochando el cordón y la cinta de velcro de la bota, mi pie quedaría loco
dentro de ella. Así que mientras ellos hacían palanca con todo lo que pillaron,
yo me desabroché el calzado. Pero enseguida me doy cuenta de que no solo la
bota esta machacada…el relleno también lo estaba.
─Joder…Me está volviendo a doler tío.
─Sí. Tú lo sabes, macho.
Al final tras mucho esfuerzo por parte de mis compañeros: Antonio, Miguel,
Franci, Gore y Dani, consiguieron mover, bueno, más que mover, quitar algo de
peso a aquel monstruo traidor para yo poder tirar de golpe quedando libre, pero
tocado.
Salí de allí pensando en lo peor… Como no. Ni la ayuda de mis compañeros,
ni los ánimos de los bomberos que llegaron después de sacarme, ni las sonrisas
que intentaban desenterrar de mi malestar entre todos, me quitaba la idea de la
cabeza de que no podría correr nunca más.
Qué dolor, ¿no? Pensareis. Pues salí con más rabia que dolor. Sí, la verdad
es que la rabia me dañaba el corazón. Pero lo único que pensaba era en el
correr y el puñetero trabajo que lo perdería. Solo llevaba 2 meses y pico
trabajando en esta empresa, con lo que te da que pensar.
Pido que me quiten la bota para ver la desgracia. Y Salió bien, pero el
calcetín ya era harina de otro costal. “N…I
M…E T…O…Q…U…E…S” Baldomero.
Así que dejamos que lleguen los bomberos y hagan un destrozo con mi ropa.
No hay nada exteriormente desmontado, pero la hinchazón y el amoratamiento,
es de órdago.
Ambulancia al canto.
Les doy las gracias a todos como si se tratara de una
carrera en la que mis salvadores fueran mis voluntarios. Y para urgencias.
Tras unas pruebas en el hospital sin mucho acierto, dictaminan que solo
tengo magulladuras… ¡Craso error!
Tres semanas de inmovilidad y una hinchazón potente dejan al descubierto un
moratón que va saliendo del interior, hasta reventarme la piel, producido por
la rotura de dos huesos del 5° dedo, que nos chivatea un TAC.
No siendo suficiente daño que al cabo de 2 meses de baja y tras coger el
alta voluntaria, por consejo del fantástico médico que me ha jodido la vida y después
de trabajar durante dos semanas, arrastrándome y viendo cada día más lejos el
poder correr, me hacen una resonancia tardía, ya que la podían haber hecho 2
meses antes y conseguimos ver por qué tanto dolor.
El color tan feo del pie y la inflamación de este era debido, a un edema
óseo de todos los metatarsos que estuvieron sometidos a tal presión.
─ Coño nene, pues veo un mal futuro. Me da que nos vamos a volver a
fusionar.
─Pues sí, mal futuro. Pero tú y yo no volveremos a ser el mismo.
De momento los médicos dicen que no podré volver a correr, que busque otro
deporte…Ja, ja, ja. ¿PERDONE? Como si fuera tan fácil para un “excedentario”
como yo, habiendo descubierto una vida estupenda corriendo, el buscar otro
deporte, “Hamos anda” …Y una mierda. Queridos doctores y terapeutas o vuelvo a
correr como corría o no vuelvo a trabajar como trabajaba. Me vais a curar para
poder trabajar, eso corre de vuestra cuenta. Dejadnos a mi entrenador y a mí la
labor de correr.
En puertas se quedó “MISSION X3” Cap de Creus, Ulldeter y Catllaras. Esta
última, una ultra de 50 y pico de kilómetros con 4000 metros de desnivel
positivo. Y este menda lerenda, que con el pie partirá almendras, no se queda
sin el gustazo de hacer una Ultra.
De momento ya llevo 133 días sin correr, andando y poco, bajo prescripción
médica. Poco deporte ya que la bici tampoco me va bien y ejercicios
gimnásticos, pues va a ser que no me gustan mucho.
He perdido muchísima masa muscular, capacidad aeróbica ahora mismo… ni “pa”
tirarme un peo… (Uy perdón). Pero este “Kilian” de la Roureda, volverá a
empezar de cero como ya he hecho una vez y me prometo a mí mismo que el Seden
que llevo dentro se va a quedar solo para meter las narices en este blog.
Aún me queda tiempo para recuperarme. Pero ¿Qué te parece míster, si el
primer reto que nos planteemos sea ir desde la máquina donde me pillé el pie
hasta el monasterio de Montserrat (45 km) andando y corriendo?
¿Alguien se apunta?
Yo me apunto, la ultima vez nos cascamos 43 como el que no quiere la cosa, así que un par de ellos más lo podriamos aguantar
ResponderEliminarQuizás pudiera ser la primera etapa de tu primer Camino de Sant Jaume. Todo es hablarlo.
EliminarEncantado de que estés por aquí Jorge.