martes, 15 de julio de 2014

SALAMANDRA TRAIL 19,5 KM 830 M DE DESNIVEL. Sant Feliu del Raco. Otra de montaña.

Esto de la montaña, cada vez tiene más emoción.

Una de las mayores es la incertidumbre al terreno. ¿Será dura, será peligrosa, se hará larga? Y si encima es nocturna, aun la emoción es mayor. Todo el mundo debería probar a hacer una de noche, aunque sea una caminata. Para mí, ya es la tercera y me queda otra más, la Trail de montaña en Vilassar de Mar, "Burriac Atac", en septiembre, 21 km y una porra de metros de desnivel, creo que 1500 y juro, por mis Asics Trabuco, que nunca más haré una nocturna, ni loco. No paso por el sufrimiento de la nocturnidad, ni una sola vez más. El cansancio que provoca, encima, siempre me toca llegar de los últimos y tengo que levantarme a las 5 de la mañana, para ir el domingo a trabajar. Como todas las nocturnas son en sábado...

Pero bueno paso a contar la carrera.

19,5 km con un desnivel de 850 m, que no supe si eran, acumulados o positivos, hasta que no la acabé, es decir que subes 400 y pico y luego los bajas o bien subíamos 850 y luego los bajábamos. Creo que fue lo primero, aunque la sensación fue como lo último.




Salida a las 21:30 desde la Plaza de la Iglesia. Como es una carrera nueva, no la conocía mucha gente, así que, corrimos, entre chaladas y chalados 73. Probabilidad de llegar el último 99%.

Encarni y yo echándonos fotos en la salida. Bastante más tranquilo que en otras carreras, tuve hasta la osadía de salir en primera fila, como éramos pocos y creo en la buena voluntad de los compañeros de carrera, confiaba en que no me empujarían. Así que, música de AC-DC para dar la salida y a correr que tengo más de 2 horas por delante, de terreno desconocido.




Hasta la primera subida, 3 km y después, una bajada muy guapa de terreno pedregoso y senderos espectaculares, en los que podías avanzar bastante deprisa, si no tienes mucho conocimiento. Pero, con las rampas que pasé en "Les Animes del Purgatori", llevaba bastante cuidado, de subir las cuestas andando suave y bajar, no muy deprisa, aunque eso, con el terreno tan guapo y la gente achuchando es bastante difícil de controlar. Tengo que remarcar lo torpe que soy para prepararme para las carreras. En el Garmin, el reloj GPS que controla todos los datos de las carreras, no puse en pantalla el dato más importante, la distancia recorrida. Frecuencia cardíaca, si, el tiempo, si, la altura ganada, si, y en vez de los km pongo el desnivel desde el mar. Cosas mías. Así que en ningún momento sabía cuánto me faltaba para acabar exactamente. Un genio yo.

Primer avituallamiento. Les agradezco su ayuda y lo bien marcado que estaba el recorrido. Mis felicitaciones a los organizadores y voluntarios.

Empieza lo bueno, se hace de noche y el ambiente coge otro color... negro, claro está. Las sensaciones de correr solo por esas montañas son electrizantes, los que estaban delante de mí, por lo menos, a más de 500 metros y por detrás los oías a la lejanía. Pero notas la soledad.

Subiendo suave bajando despacio, controlando para que no me den rampas.

Y en el km 11 empieza la aventura.

De repente, y en un tramo de bajada, me quedo a oscuras. Se apagó el frontal. Era de mi entrenador, me lo había dejado por segunda vez y no solo es de buena marca, sino que, es de profesional. Pero inexplicablemente se apagó. Cuando reaccioné y me di cuenta de que era la linterna lo que me dejo a ciegas, me paro y empiezo a maldecir la hora en que se me ocurrió empezar a correr, con lo a gusto que estaba yo en mi sofá. Así que, sigo andando y con mucho cuidado, porque resultó ser uno de los tramos más peligrosos del circuito, sobre todo si lo haces como yo, a oscuras. Sigo avanzando medio a tientas. Espero con impaciencia que me pillara algún corredor por detrás, pero también me sabia mal que, por mi culpa se retrasara, así que el único que me alcanzó intenté seguirle, pero durante pocos metros ya que, era complicado seguir una luz que entre ella y yo estaba él. Y la verdad es, que muy despacio no iba. Le digo que siga sin mí y nada, a seguir tanteando el terreno, nunca mejor dicho. ¡Oú! qué mal rato, que 4 o 5 km más largos. Y empiezo a sentir las voces de las voluntarias del siguiente avituallamiento. Me dejan un frontal nuevo, menos mal, porque si no, hubiera tenido que abandonar. Unos trozos de melón y sandía y a correr. Les doy las gracias, y sigo corriendo.

Pero hete aquí, que la intensidad del frontal no era lo suficientemente potente, como para ver una traidora raíz, que estaba deseando agarrarse a mi pie. Con lo que tropiezo y por culpa del cansancio acumulado, al reaccionar para evitar la caída, se me engarrotan los gemelos de las dos piernas.

Según el corredor que iba detrás de mí, que vio la ostia en directo, me pegué una leche con croqueta, revolcón, y tragamiento de tierra incluido, que era digna de un especialista de película. Pero yo solo me acuerdo de la tierra en mi boca y el dolor intensísimo de gemelos. Tras unos dos minutos intentando recuperarme del “fostión”, averiguando realmente donde me hice daño y una vez que se me desenrranparan las piernas, conseguimos que, entre dos chicos y una chica me levantara del suelo, para poder seguir corriendo. Esta vez, muy tocado de gemelos, rodilla dolorida y sollada y ya, con el miedo metido en el cuerpo. Días después salieron las secuelas del porrazo: Esguince intercostal, contusión en el hombro, dedo corazón de la mano con capsulitis…un drama.





Sigo bajando la cuesta, muy técnica, con saltos, rocas y terreno muy "malo" y después de alrededor de un kilómetro...me doy cuenta de que en el accidente había perdido el Garmin, mi Garmin, el que me regalo mi hijo Jordi. Maldita sea mi estampa, ¿y ahora qué hago? ¿Vengo a buscarlo el lunes? Nooooo que no sé ni donde estoy ni tendré valor para hacer el mismo recorrido otra vez, ni loco. No me lo pienso y doy la vuelta volviendo a subir la cuesta de marras, me cruzo con unos cuantos corredores, me paso de donde creí caerme, doy la vuelta, me vuelvo a pasar, y cuando ya me doy cuenta de que el peluco es historia, decido seguir, pero en ese momento reconozco el lugar del siniestro y ¡zasca! Elo aquí, roto de la correa, pero encontrado. ¡Puf! que alivio, a correr.

Poco queda ya, para llegar a meta. Pero más largo se hizo, porque no sabía en qué km estaba con exactitud. Tan pronto se oía la música y la voz del speaker en meta, como de repente se dejaba de oír y volvía el terreno a subir y alejarse de donde creía que estaba el final. Muy largo, sí señor.

En todo este tiempo que llevo corriendo, nunca sentí las sensaciones tan amargas que descubrí en los últimos kilómetros. La sensación de soledad era enorme. El miedo a perderme y recorrer más distancia de la necesaria, con lo castigado que estaba, me daba dolor de barriga. El miedo a volverme a caer, ya que la visibilidad que me proporcionaba el frontal prestado era muy poca para mi breve experiencia en montaña. La inquietud, me crecía por segundos al no saber en qué km estaba, ni cuánto me quedaba para acabar…Todo eso, se estaba convirtiendo en una situación, realmente insoportable, hasta tal punto que pensé en abandonar si hubiera tenido una forma lógica de regresar al punto de inicio. Pero, al mismo tiempo que todas esas sensaciones se apoderaban de mi cabeza, algo muy adentro de mi me estaba haciendo más fuerte y me decía, que todo eran alucinaciones, que no me iba a volver a caer, que se veía lo suficiente para seguir a un ritmo suave, que estaba a punto de llegar, que lo que tenía que hacer, era recordar todos esos momentos, para luego contarlos como una experiencia inolvidable… Que Encarni estaba en meta esperándome y deseosa de ver, cómo llega de roto su ex gordo. No amigo no, no pienses en lo malo, que no son por esos motivos por los que estás corriendo aquí esta noche chaval. Aprieta el culo y sal de aquí lo antes posible, por el camino bueno y sin parar de correr.

Y sin darme cuenta seguía trotando al ritmo que me permitían mis gemelos semi engarrotados, mi rodilla arañada, mi hombro maltrecho y mi pecho dolorido.

Trotando sin parar llego al pueblo, bastante tocado de gemelos todo el rato como si se me quisieran engarrotar, y para rematar con guinda la carrera te encuentras con unas escaleras, jeje, que graciosas ellas.

Última cuesta y en la esquina mi Cherleader, Encarni, sola la pobre, durante 3 horas que yo estuve corriendo, yo tendré mérito, pero ella podría estar durmiendo a esas horas tranquilamente. Pero, allí está ella, con toda la paciencia que la caracteriza, esperando a su ex gordo, a ver si llega entero.

Entero pero decepcionado, me pasó de todo lo que me podía pasar, menos perderme, porque estaba muy bien señalizado, si no...

3:02:35 - De 73, posición 72. Casi.

Después de recoger el bocata de butifarra, uno de los organizadores me dijo, que me esperaba para el año que viene... Mmmm... Vale, ya lo creo que volveré. Hasta el año que viene, pero esta vez volveré con dos frontales y si puedo engañar a alguien, acompañado.

Resumen histórico:

En 18 meses, he pasado de 135 kilos apontocados en el sofá, a mi 3ª Trail de montaña, con 92,5 kilitos de nada.

De tener un lumbago perenne, a tener un core, unos gemelos y unos cuádriceps de Arnold “churchunager”.

De hacer durmiendo 30 apneas a la hora y más de 200 en una noche y roncar como un vikingo, a curar las apneas por completo y dormir como un bebe.

Vale la pena caerse por esas montañas...pero poco a poco aprenderé a no tropezar.

Gracias entrenador por el frontal y por muchas cosas más.






¡Ah! Se debió de llenar de sudor la petaca de las pilas, por eso no funcionaba, je je je.