viernes, 6 de marzo de 2015

MALDITA LESIÓN 2. El final.

El 24 de noviembre comencé a entrenar para la maratón de Barcelona, 42 km y 195 metros. Mi reto, mi meta, mi "MAYOR TRIUNFO".

Las primeras semanas fueron algo duras, y es que, llevaba desde septiembre, entrenando sin mucho empeño, porque no había un objetivo decidido a corto plazo. Si, estaba la maratón, pero aún faltaba un mes y pico para comenzar a prepararla.

Me costó acostumbrarme otra vez a hacer series, subir escaleras, subir cuestas a “toa lexe”. También tenía que acostumbrarme a realizar trabajos de pesas con barra y mancuernas, los discos y tal y tal... pero ejercicios de verdad, no de los que hacía hasta ahora, que cuando me cansaba paraba.

En las primeras semanas, me costó mucho afinar la dieta, ya que, quitarme el bocata...de jamoncillo con mi traguillo de vino de la bota, amigo Félix, eso...es lo mejor del mundo...con mis aceitunillas... ¡Búa! Eso costaba mucho.

Pero bueno, poco a poco iba dejando los hábitos buenos, por otros mejores.

Llegó el mes de diciembre y con él las navidades y conseguí sin mucho esfuerzo, solo, pasarme en la dieta, en los días más señalados, Navidad, San Esteban, Noche vieja, Año nuevo, el día antes de cada celebración, el día siguiente, el resopón, el postoperatorio... Etc. En fin, la biblia en peso comiendo. Pero no cogí ningún kilo que no soltara sin mucho esfuerzo. Y los entrenos, sí que por lo menos, los hacia al dedillo.

Nos plantamos en enero y todo va como la seda. Las escaleras y cuestas las subo fenomenalmente, a las series le voy cogiendo el puntillo para correr a los ritmos adecuados, y la dieta, como ha de ser, perfecta, salvo los desayunos del jamoncillo, ¡ojú, nene! como me gusta el jamón.

En estos meses, dos horas en semana las dedico a asistir a clase de pilates, con mi monitora Felisi, un crac ella, con mis compañeras de ejercicios y mi mujer. Somos 24 en clase y como hombre yo solo...” Pa cagarse”.

Y mire usted por donde, que en una de las clases fuerzo un músculo muy escondidito que tenemos en la cadera. Tan escondido que yo no tenía ni idea que existía, Don Psoas-iliaco, se llama el mamón. Y empezó el declive.

A lo tonto a lo tonto ese dolor que solo salía en ocasiones, se iba perpetuando y haciéndose compañero de mis sensaciones en los entrenos.

Hasta que, el 1 de febrero, corro la media maratón de Granollers, como ya he explicado en una de estas dramáticas historias que cuento aquí y Don mamón, me hace correr cojo, durante los 21 km que duró mi hora cincuenta y cinco minutos de agonía.

Falta de experiencia diría yo, ya que ahora entiendo, cuando me dicen, que el cuerpo te avisa antes de llegar a un sobre esfuerzo. Así que, Don, lo que estaba haciendo en cada entreno era llamar mi atención, para que descansara un poquito, o que bajara la intensidad de mis rodajes, puesto que siempre intento tirar un poco más de lo que sabiamente me dice mi entrenador, Fernando.

Y hete aquí, que me hallo cojo, mal trecho, cabreado, y convaleciente todavía, de las secuelas de correr con el corazón y no con las patas dirigidas por la cabeza.

Se acabó, no hay maratón, no hay mayor triunfo, no vale la pena arriesgar y hacer que mi sueño se convierta en una pesadilla.

Quiero correr durante mucho tiempo. Y mi deseo, de hacer una maratón bien preparada, en solo dos años, era una meta fabulosa para mantener el espíritu de la motivación a 100%.

Repito, para tenerlo yo mismo claro, se acabó. No ha podido ser. Después de 1 larguísimo mes sin poder entrenar en condiciones mínimamente óptimas, tengo que decidir, (tengo, porque no quiero), NO correr la maratón de Barcelona 2015, mis tan ansiados 42 km y pico se van al garete sin más contemplaciones.

¡Pero que estoy diciendo! ¿De qué me estoy lamentando? por favor. Si lo que tengo que estar es super contento y orgulloso de lo que he conseguido... HE ESTADO A PUNTO DE PREPARAR UNA MARATÓN Y ENCIMA CASI LA CORRO. Y en solo dos años.

Mucha gente, piensa que es una locura. Mi entrenador el primero, pero sus consejos, sus planes de entreno revisados semanalmente y guiados por mi locura por querer cambiar mi vida sedentaria, a hecho, que nos depositemos mutuamente la confianza en, yo hacer lo que él me mande y él, en ver como evoluciono favorablemente y amoldar los entrenos a mi persona.

No voy a ser Finisher de esta maratón de Barcelona, pero no te quepa duda entrenador, que lo conseguiremos. Vamos a ir a por otra, vamos a curar esta maldita lesión, vamos a reforzar esa zona crítica, vamos a rectificar errores y nos vamos a preparar para VALENCIA, noviembre 2015. Vamos a llegar victoriosos hasta la salida de la carrera y me vas a ayudar a conseguir mi medalla de Finisher de 42k.

Que no se diga. Ya que se lo debo a muchas personas.

A mi mujer, la primera, por la ayuda que me ha proporcionado en todo este tiempo, sin nada a cambio, sin ella no hubiera podido sacar ni un solo minuto de mi vida cotidiana para entrenar. A mis dos hijos, por la ilusión con la que han vivido esta historia. A tod@s los seguidor@s, tanto amig@s como familiares que me han visto cambiar y han disfrutado tanto como yo. A mi equipo de entrenadores, Pol y Fernando.

Y, por último, a una persona que a buen seguro le hubiera gustado esta historia de superación desde donde esté. Que probablemente no reconozca a su gordo, a su cuidador en sus últimos años de vida, por su triste enfermedad, a mi madre.

Se puede cambiar, yo lo he hecho. Solo he tardado dos años en perder 48 kilos. Tardé en cogerlos 26 años.

Hoy, después de la conversación con Fernando, en la que el sentido común a vencido a mi corazón, y en la que hemos decidido, no correr en Barcelona, ya definitivamente y a una semana del evento, ha ocurrido algo que me ha hecho reflexionar sobre este tema.

Al volver a casa, me encuentro con una persona, que hacía tiempo que no veía. Me cuenta, que un familiar suyo ha tenido que dejar el negocio que con tanta ilusión había montado poco tiempo atrás. Yo pensando que en los tiempos de crisis que corren, montar un negocio y que te funcione mal es lo más normal, me sorprende con el motivo por el cual lo ha cerrado. Tiene que empezar con la quimioterapia... Me acaba de contar esa triste historia y se va.

Me deja con el estómago encogido y la mente totalmente despejada. Lo tengo clarísimo, automáticamente paso del disgusto egoísta que tanto me preocupaba por la carrera, a valorar los momentos buenos y mirar alrededor en los momentos malos.

Como escribí en el Facebook hace poco:

“Si miro atrás mi dolor es mi esfuerzo, si miro adelante mi dolor es mi meta, si miro alrededor mi dolor es insignificante”.

Jordi.

 

Sabadell, a 9 días del 15 de marzo.