lunes, 2 de diciembre de 2013

QUINTA CARRERA: FENEXY RACE VILANOVA 10k.


¡¡Que lujo!! En esta carrera, mi entrenador @FerRun62, me iba a acompañar. Correr al lado de un corredor de ultra maratones de montaña, una cursa de 10 km, no lo puede decir todo el mundo. Y menos un exsedentario como yo. Pues sí, sí, me dijo que me acompañaría… Claro, saldríamos juntos, él, haría su tiempo, daría la vuelta hasta encontrarme, me acompañaría en mis últimos kilómetros y entraríamos los dos a meta. Como el que va a buscar el pan a la esquina y te dice: “Tú ves haciendo, que yo, corro los 10 km en 38 minutos, vuelvo para atrás y por el camino te cuento un par de chistes”. ¡Una fiera, oiga! A todo esto, para no coger frio, que hacía mucho, no se le ocurre otra cosa que quedar el primero de su categoría y subir a pódium… ¡Diossss como lo admiro!

Bueno, a lo que íbamos. También nos acompañan su señora esposa, un beso Tensi, y mi “Cherleader” privada, Encarni, la de las fotos, la que me prometió hacer un curso de fotografía, para sacarme entrando en meta con los brazos en alto, como mi hijo, en primer plano, con el tiempo del crono encima de mi cabeza y todas esas cosas… ¡Ay, madre mía! Como no le page un curso de Photoshop y haga un cortar y pegar de mi imagen…no hay foto de meta.

Mi oferta para Fernando es la siguiente: Haz tu carrera, esperarme los tres en meta y me sacas un video.

Ya veremos.

Se acerca la hora, mogollón de corredores. Conozco a otro Runner, que entrena con mi club RunandFit, Vicente. Con intención de hacer 40 o 42 minutos. Creo que lo consiguió. Y a Jordi S., marido de una seguidora mía del blog, a través de Fernando. Corría su hijo, que por lo visto, hizo un tiempazo. Lástima no haberte podido saludar Rosa, me hubiera gustado agradecerte todos los ánimos que me das a través del Facebook de Ferran, esos comentarios son también un pilar importante en mi lucha contra los kilos. Gracias.

Nos cambiamos de ropa con un frio polar, y empezamos a calentar. El míster, lleva un Garmin, esos relojes tan buenos que te marcan todos los datos de las carreras, y durante los trotes me llama la atención diciéndome que voy muy deprisa. Lo intento, pero vuelvo a acelerarme otra vez. —Baja el ritmo— me insiste— tienes que ir la primera vuelta a 6’/km, para en la segunda, apretar y darlo todo hasta el final.

Pero me doy cuenta, de que en ese ritmo, es en el que voy cómodo. Así que, por dentro pienso en ir a esa velocidad, para hacer un buen tiempo, je, je, je.

Ya quedan pocos minutos, él se separa de mí para calentar con más intensidad y yo quedo atrás a mi rollo.

Ya no le vi más.

Salida.

Qué carrera más guapa. Dos vueltas a un circuito de 5km en el paseo marítimo de Vilanova y la Geltrú, con salida y llegada al puerto. Con el frio que hacía y había muchísima gente animando. Eso es de agradecer porque, aunque vengan a animar a familiares o amigos, uno siempre pilla algo. Para nada se me hizo pesada.

Buenos consejos de mi “Míster”, con respecto a la respiración, si puedo hablar, voy muy despacio, si no puedo hablar llevo un buen ritmo, pero lento, si jadeo haré un buen tiempo, si jadeo como un perro y me cuesta tragar, regula que la cagas…que Garmin ni Garmin, ni pulsómetro ni leches, la respiración es la que manda.

Hasta 5 veces nuestras seguidoras incondicionales, llegaron a vernos y grabar un video. “Tú, que bien, hoy si hay foto de meta”. Pensaba yo… Que inocente.

Durante toda la carrera, regulé con precisión la velocidad, como he dicho, a través de la respiración. Que me costaba respirar, bajaba el ritmo. Me recuperaba, volvía a apretar, y así los 10 kilómetros, pin pan, pin pan, pin pan. Consciente de que si me excedía, no la podría acabar entera, sin parar.

Y a pocos metros de la meta, empiezo a ver el cronómetro gigante de llegada. Aunque, no lo distingo muy bien, me imagino, que bajaré de 52 minutos… Y cuando ya lo visualizo perfectamente, ¡Et voila! 51’ y pocos segundos, empiezo a gritar y a correr con todo lo que me quedaba en el tintero: “Bajo de 52, bajo de 52, otra más, otra más”. ¡Ostia que contento! Me emociono… Levanto los brazos e intento sonreír por debajo de las lágrimas de la emoción, para la foto, claro, y paso el arco en, 51’ y no sé cuántos segundos, casi 52… Lágrimas… Lo he conseguido otra vez… Que fuerte, este sedentario de más de 135 kilos, un “negao” para el deporte, que no le gusta ni el futbol, lo ha vuelto a conseguir, otra carrera más y con un tiempo excelente.

No puedo explicar toda la satisfacción que tengo, lo orgulloso que me siento, la explosión de alegría que me dio al entrar en meta, esas sensaciones, no puedo plasmarlas aquí como realmente las siento. Lo intento, pero creo que me quedo corto.

Con lágrimas en los ojos, busco a Tensi. ¿Y Encarni?, ¿Fernando…? ¿Dónde leches están? Miro hacia todos los lados, bajando lentamente los brazos, y sorbiéndome los mocos, del palmo de narices que se me está quedando, me doy cuenta de que, ni foto, ni video, ni abrazos, “ni na de na”. Estoy más solo que la una. Los flases que vi al entrar a meta no eran para mí.

Fernando buscándome por todo el circuito pensando que he abandonado, las chicas esperándome todavía en meta con la cámara en las manos y los dedos congelados, pensando que aun estaría lejos de llegar. Vuelvo para atrás y ahí están los tres, “bocabadats”, alucinados: —¿Cuándo has pasado?... Pensé que habías abandonado.

¡No nos hemos visto, manda huevos la cosa! Me abrazo a Fernando: “Míster qué coño voy a abandonar si he hecho 51 minutos”.

¡¡¡Menudo chou!!!

Correr a 5’14/km durante 51 minutos era impensable hace unos meses. Sin bajar el ritmo, controlando el esfuerzo a través de la respiración, manteniendo la cabeza fría para no pecar de emoción y consumir todas las fuerzas, antes de llegar a meta, esprintando en los últimos 100 metros para entrar a un ritmo de 4’30/km y acabar la carrera, más fresco que una rosa, eso, nadie que me conoce, hubiera apostado ni un duro por mi… Ni yo mismo, desde mi mismo interior.

El 15 de enero del 2013, 10 meses y 15 días antes de esta cursa, tuve mi primera salida. Estos son los datos:

-EJERCICIO: Caminar

-DISTANCIA: 4.30 km

-DURACION: 58 minutos

-SENSACIONES: La primera media hora muy dura, ritmo muy lento, dolor de espalda, me tuve que parar varias veces y sentarme en los bancos del camino, las tibias a punto de engarrotarse, me escocí los muslos, los dedos de los pies se me durmieron, y el muslo izquierdo se quedó sin sensibilidad, acartonado.

-MOTIVACION: La misma que en la carrera de Vilanova, 12 sobre 10.

-PESO: 135 kg




Los datos de las dos carreras, para mí, son igual de importantes. El mismo esfuerzo desde el principio del ejercicio hasta el final, la misma disciplina, empezar a un ritmo y no dejarlo, la misma perseverancia, no parar hasta la meta y por supuesto, la misma ambición, buscar otro “Mayor triunfo”. El primer día, fue acabar de andar el tiempo que me mandó mi entrenador, y en la carrera de Vilanova, no hacerle ni caso y bajar de los tiempos que teníamos previstos. Objetivo: bajar 1 o 2 minutos de la hora…

¡¡¡Toma del frasco carrasco!!! 51 minutos, Yeah!!!






Esta carrera me la dedico a mi mismo, toa pa mi. Toita toa.