Yo no tenía ni la más remota idea, en mi anterior vida de gordo, obeso,
sedentario… (Da igual, como le quieras llamar Willy, en el fondo es lo mismo),
de lo que significaban estos términos atléticos. Series, entrenos de serie, en
fin, cosas de esas.
Para que te hagas una idea, son entrenos
más o menos cortos, a un ritmo, lo suficientemente rápido como para que cuando
acabes, no te queden ganas nada más, que para ahogar a tu entrenador con tus
propias manos y mirándole fijamente a los ojos decirle: “NOOO VOYYYY AAAA
CORRERRRR NUNCAAAAA MAS”.
Esos entrenos sirven para mejorar la
capacidad aeróbica y la velocidad y para acabar hasta los mismísimos de correr.
Si te esfuerzas lo necesario para que el entreno haga su función en tu
musculatura, acabas bastante asfixiado, pero nunca se ha de llegar al punto de
que te tengan que recoger del suelo, eso no, el truco está en parar un pelín
antes.
Hoy me tocaban “8x1000 sub-5”, osease,
correr 8 malditas e interminables veces durante 1 km y hacerlo en menos de 5
minutos cada uno de los kilómetros.
En las primeras 3 series te sientes
genial, incluso, fíjate bien lo que te voy a decir, me atrevería a asegurar que
son hasta placenteras. Dos vueltas y media al circuito de las pistas de
atletismo, más solo que la una, con solo un partido de fútbol al otro lado del
recinto, pues la verdad no se hace pesado, total cada kilómetro lo tengo que
acabar en menos de 5 minutos…
Ritmo rápido a 4 minutos y 30 segundos
cada km.
Pienso que ese es el ritmo que tengo que
aguantar todas ellas, las 8, para que el cuerpo se ponga en estrés.
La cuarta ya empiezo a creer que quizás
empecé algo rápido, que hubiera asegurado el entreno corriendo un poco más
despacio. Pero en los 2 minutos de descanso que tengo entre cada repetición,
veo que recupero de una forma magistral.
¡Vamos a por otra!
Cuando llevas 5, empiezas a dudar si las
harás todas…
Y cae otra…
Y termino la sexta.
Y empiezo a confirmarme a mí mismo, que
seguro, que 8 no…
Y cae la séptima.
Y ya está, solo queda la mortífera, dos
vueltas y media al circuito eterno…
La primera vuelta es casi de prueba, y el
ritmo sigue vivo. Voy a por la segunda vuelta al circuito de 400 metros. El
pulso sube a 160 y sé, que solo me quedan dos tristes pulsaciones más para ver
el límite del sufrimiento, sin necesitar unas branquias debajo de los sobacos
para ayudar a los pulmones, así que regulo, pero no bajo el ritmo, lo que
intento regular es la técnica. Aflojo los brazos, relajo la espalda, me inclino
hacia adelante, caigo en cada zancada como si fuera una sílfide fijándome en el
ruido que hago con la zapatilla en el suelo, yergo mi espalda, miro al frente
sin ver nada mas allá que mis gotas de sudor subiendo hacia el cielo empujadas
por mis resoplidos, intento ayudarme con los brazos como si me cogiera al aire
y estirara de él para sentirme más ligero, e intentando hacer todas estas
gilipolleces, acabo los últimos 200 metros.
Y con un resoplido más fuerte de lo
necesario y algún jadeo puñetero, para así, hacerme notar que he sufrido y ver
si los que están jugando al futbol se dan cuenta de que he conseguido acabar un
entreno increíble, llego a la línea que separa un sufrimiento placentero, de
una merecida recuperación, en mis 2 aprovechados minutos.
Y eso son las series, querido Willy. Son
duras pero necesarias… Y bueno, divertidas, je…je…je.
Y con 88 kilos y 3 años de experiencia, no
está mal.
Si se quiere, se puede hacer lo que te
propongas.
Solo es cuestión de creer en ti mismo.