Imagínate...
un soldado, de los de primera línea de fuego, en la primera guerra mundial.
Imagínate...
que está librando la peor batalla de su vida, sin llegar a morir.
Imagínate...
que tiene delante al enemigo más fiero que podría enfrentarse nunca.
Imagínate...
que no solo está perdiendo una batalla en la que no piensa rendirse ante nada, sino,
que, encima, hace el peor día de los 789 que lleva luchando, con una lluvia
incesante y un frío, que, hasta sus propios dedos helados, le producen dolor al
tocarse la cara, para limpiarse las lágrimas del sufrimiento.
Imagínate...
que está luchando en el peor terreno que haya pisado jamás, barro, hasta
hundírsele las botas por encima de la lazada del cordón y tener que rajar el
suelo de alrededor con la bayoneta, para poderlas sacar, en cada paso.
Imagínate...
que está herido por dos balas, una en el glúteo y otra en el lado del abdomen,
que no hay órganos vitales y no sangra lo suficiente, como para perder el
conocimiento y dejar de luchar.
¿Imaginado?
Ahora,
te voy a pedir, que ese sufrimiento lo conviertas en un número, en base a una
escala, bajo tu criterio de agonía. ¿Convertido? Pues multiplícalo por dos. Resultado:
Mi primera maratón.
Y
ahora, imagínate, que este soldado, no se da cuenta del dolor de las balas. Imagínate,
que las botas se le han quedado atascadas, las ha dejado atrás y camina mejor y
más rápido sin ellas, directo al enemigo.
Imagínate,
que por un momento deja de llover y encuentra un rincón donde quitarse la ropa
más molesta, para poder ir más ligero.
Imagínate,
que llega hasta las mismas fauces del enemigo, con tanto tesón y bravura, que
asusta a su poderoso contrincante. Y mirándole fijamente, con los ojos
inyectados en sangre, le dice, pero con voz sumisa y cansada: “Ya... he...
llegado...”
Y
ahora no imagines, solo recuerda. ¿Recuerdas que dije que no se rendiría ante
nada? Pues esa es mi guerra contra mis kilos. Mis armas, el deporte, mi victoria
42,195 km y el terreno de batalla, Barcelona, marzo del 2015.
Pero
esto es solo una batalla más, la guerra contra los kilos durará toda la vida.
Mi
primera maratón.
A
cinco días de comenzar los entrenamientos de mi primera maratón estoy nervioso
como un niño, parece que todo lo que he estado haciendo de deporte y dieta, en
estos casi 2 años, ha sido dirigido hacia este reto. La Mitja Marató de Granollers,
las carreras de montaña de este año, entre ellas una media maratón con desnivel
importante, la dieta, las lecturas de los sitios web que he estado visitando
todo este tiempo buscando información del correr, que comer, como recuperarse
después de una carrera o un buen entrenamiento, todas las conversaciones con mi
entrenador personal, todo daba vueltas alrededor de este reto que es tan
importante para mí.
Correr
una maratón, para alguien como yo, parece una locura, puede ser, pero, desde el
punto de vista emocional, aseguro, que es lo mejor que se puede proponer uno,
para conseguir cambiar la vida sedentaria y mórbida como la que llevaba yo.
¿La
acabaré? Seguramente que sí. ¿La acabare entera sin parar a un ritmo constante
y suave? Probablemente que sí. ¿Bajare de las 4 horas? Indudablemente que no. ¿Ese
será mi reto, bajar de 4 horas? Muy difícil lo veo.
Serán
4 largas horas que, no se me ocurre que podrá hacer mi mujer, de mientras que
llego a meta, 4 horas aburrida por Barcelona. Ya ya, ya sé que puede visitar
cosas, pero es mi día y tendrá que estar pendiente de mí, porque ella es uno de
mis puntales más fuertes. Mi ilusión sería que hiciera el seguimiento de la
carrera en metro. Ya veremos lo fácil o difícil que puede ser, a lo mejor llego
yo a las paradas del metro antes que ella, a lo mejor pierde algún metro, a lo
mejor se equivoca de línea, a lo mejor están...
Pueden
pasar muchas cosas que me imagino, pero hay otras que no me imagino y también
pueden fastidiar el tema.
Esos
son los puntos clave que ahora me tienen más entretenido, el seguimiento, el
control de la dieta de estos 4 meses de entrenamientos, los entrenos en sí que
serán bastante duros, no por el ejercicio, porque haré lo que pueda, no más,
sino más bien por querer hacerlos todos sin saltarme ninguno, ya que como dice
el míster entreno no echo entreno perdido, no se puede dejar para otro día.
Mi
peso hoy en día está en 92 kilos justos. Lo bueno sería bajar de los 90 en
estos 4 meses, 86/88. Ya veremos.
De
momento y si mi torpeza me lo permite, cumpliré con los entrenamientos. Torpeza
por que por más que me lo explica el Míster, cuando no la cago por un lado la
cago por otro, o me equivoco en el entendimiento de las explicaciones de las
series, o me equivoco de día, o me equivoco en la cantidad de vueltas…lo mío no
tiene perdón, y la paciencia de Ferrán, mi entrenador, es inmensa.
La
cuenta atrás está en marcha.
5
días para los entrenos.
3
meses y 24 días para la carrera.