jueves, 18 de abril de 2013

OTRO ENTRENAMIENTO PARA NO OLVIDAR.

1ª semana 2º trimestre.


            Empiezo a correr. Poco pero continuo, son 15 minutos seguidos. El primer día los hago con un poco de miedo por si no soy capaz de acabarlos. Me ha pillado en unos días de bajón, no se mueve la báscula de los 111 / 113 kilos desde hace 3 o 4 semanas. Me dan momentos de ansiedad, he tenido algún día que la comida ha sido excesiva, pero he tenido un punto de apoyo, que no subía de kilos. Y sigo haciendo mis entrenos con la misma intensidad y firmeza.

            Como digo el primer día que corrí los primeros 15 minutos fueron bien, pero durillos. Calor, demasiada ropa para la temperatura que hacía, cuesta arriba, cansado pues en la mañana había andado durante dos horas. Pero los terminé y después corrí un kilómetro justo para saber por dónde tengo los parámetros de velocidad, para los próximos entrenos. Evidentemente no puedo ir más deprisa de 7,33 minutos /km, pero para empezar a correr y tenerlo como referencia, está bien.

            Segundo día, me toca correr 15´ + 15´ descansando 3 minutos entre carrera.

            Empiezo bien, despacito y con miedo, temprano a las 7:00 de la mañana. El primer kilómetro se hace largo pues pillo un par de cuestas guapas, las subo sin parar...

            Descanso de 3´ y a empezar los segundos 15´, tengo las piernas calientes el pulsómetro en cuestas no pasaba de 145 pulsaciones con lo que me hacía tener confianza y seguir subiendo, sin él quizá me hubiera parado a descansar por miedo al esfuerzo, pero fiándome de lo que marcaba continuaba al mismo ritmo. Pasan los minutos me da la sensación que se me va a hacer muy largo, pero no es así cuando me doy cuenta el cronometro me avisa de que ya he llegado al tiempo límite, media hora parando solo 3 minutos, corriendo, en cuestas sin pasar de 145 pulsaciones y con ganas de seguir, podría haber corrido bastante más, pero se acabó el tiempo. Increíble he corrido durante media hora con mis todavía 113 kilos sin dolor de rodillas sin cansancio físico ni mental, estoy que me salgo de contento, no hay nadie a mi alrededor y las personas a las que me gustaría decirle lo que he hecho están lejos. Miro el tiempo 8,10 minutos el kilómetro, repito, con cuestas, para mí, fuertes, lo he conseguido. Se me hace un nudo en la garganta, no me resisto, me dejo llevar y lloro... la emoción que tengo es inexplicable, joder, que contento. Saco el móvil para llamar a mi mujer y decírselo, pero quiero disfrutar de la alegría un rato más y me dejo llevar por las sensaciones.

            Ahora como le explico a mi mujer lo contento que estoy seguro que ella está haciendo la cama o lavándose o despidiendo a mi hijo que se va al cole, mejor me hago una foto con el móvil y cuando llegue a casa se la enseño. Que mejor explicación de mi euforia que ver en mi rostro las lágrimas de la emoción.

            Cuando llego a casa me recibe en la puerta y me pregunta como siempre.   —¿Cómo te ha ido hoy? —No hace falta que le enseñe la foto ni que le cuente nada, mi expresión lo dice todo —¡Que contento estás!

            —No te imaginas— le digo.

            Nos sentamos y entonces le enseño la foto. Le contagio la emoción. A los dos se nos saltan las lágrimas.

            Solo pienso en una cosa, cuando pueda correr durante largos tramos buscando rincones desconocidos sin ninguna barrera de kilos por medio ni miedos a los sobre esfuerzos. Cuando mis piernas no pesen y corran solas. Cuando llegue ese momento habré encontrado mi mayor triunfo. Estar orgulloso de mí.

PRIMER TRIMESTRE.

            Tres meses han pasado ya.

            Me parece mentira. Pero me parece mentira el haber tardado tanto en concienciarme de que lo que tengo que hacer es esto, dieta equilibrada y algo de deporte, en definitiva, una vida saludable. Han sido 12 semanas abrumadoras, en todos los terrenos. La pérdida de peso alucinante, el nivel que he conseguido CACO (CAminando-COrriendo), casi de atleta de élite, el blog, la cantidad de visitas que ha tenido y el apoyo de todo el mundo que lo ha leído tanto en los comentarios en él como personalmente o a través del WhatsApp del móvil. Muy contento, esas cosas son las que me ayudan a seguir. Porque en definitiva no me he vuelto loco ni se me ha dado la vuelta el cerebro ni estoy haciéndolo de gratis, me está costando mucho esfuerzo, aunque no pienso en ello. No sé cómo explicarme, es un esfuerzo relativo me cuesta hacerme a la idea que no me voy a sentar a la mesa y voy acabar con la barriga a tope, lo he hecho toda la vida y eso es lo que me cuesta pensar que ya no lo voy a hacer. Que me pongo a cenar y solo me voy a comer lo que hay en el plato sea poco o verde o insípido. Me cuesta pensar que cuando me da sed solo voy a beber agua, solo agua, no cerveza, ni colas, ni puñetas gaseosas.

            Tengo días de ansiedad que “no” quiero controlar, es mi gula que llama a la puerta de mi cabeza y yo se la abro. Como algo más de la cuenta, pero no llego a la saciedad. Dejo que pase esto porque creo que así también aprendo a controlarme, pienso que tarde o temprano la gula podría entrar sin llamar y entonces no la podre detener, son miedos que tengo que controlar, pienso que es la forma de cómo dominarlo así me permito estos deslices algo controlados. De todas maneras, cuando me pasa eso me como palitos de cangrejo, o algo más de pan de la cuenta, pero muy poco porque ahora mi estomago se ha cerrado y me lleno antes. O me inflo de verdura que, aunque no engorde no debo hacerlo ya que lo que importa es controlar la cantidad de comida aparte de lo que como.

            Este es el resultado de mi esfuerzo.

            Empecé con 132 kilos estamos en 111 / 113 kilos.

            Caminaba durante 45 minutos, parando 3 veces y con dolor hasta en las muelas. Ahora soy capaz de correr varios minutos seguidos y en un estado de salud excelente.

            Ingería más de 5000 calorías al día. Ahora entre 1800 y 2200 cal.

            Estaba en unos de los perores momentos de mi vida. A día de hoy tengo una motivación y unas ganas de tirar palante que dan envidia.

            Y lo mejor, que todos los que me rodean confían en mí.

            Yo también.

SALIDA A LA MOLA.

            “Lo mejor del cambio en mi forma de vida no es perder kilos, ni cambiar hábitos, ni ganar en salud. Lo mejor de todo, es que, cualquier entrenamiento, o salida al bosque, o meta superada, es especial. No es un entreno más, es un entreno mejor que el anterior, es una meta conseguida. Una salida al campo se puede convertir en una de mis experiencias más inauditas por pequeño que sea el acontecimiento.”


SALIDA A LA MOLA.

A lo largo de mi vida habré subido a La Mola, como unas tres veces, palo cuñaos o amigos, bota de vino a cuestas, parando, dándole a la sin hueso. De excursión placentera y creo que en todas perdiéndonos al principio del trayecto. Con lo fácil que es, siempre “pa´rriba”. Y si no recuerdo mal, la última vez, creo que dije que no volvería a subir. ¿Que se me ha perdido a mí, allí arriba??


Vista de Sabadell y de mi cansancio.

            Hoy tocaba con mis entrenadores y mi hijo Jordi. Pero en serio. Isotonico, barritas energéticas, plátanos, pulsómetro y muchos metros para arriba, intentando no, parar ni desfallecer. Para mí, seguirles por donde ellos pasaran, era un reto importante, yo solito muevo 113 kilos y ellos entre los tres unos 210. Ya podrán, ya. Pero, aun así, les seguía como una sombra, lejana pero constante. De vez en cuando, agua y parar escasos segundos y muy pocas veces, para disfrutar de las vistas.


Desde arriba de La Mola, mirando hacia Els Òbits.

            Llegamos a la cumbre, con las piernas que me salía fuego, (así se queman calorías y se pierde peso, no sudando) en 1h: 30m, 5.90 km y un desnivel de 531 metros. Para mí un récord, para ellos un paseo.

            Bueno, ahora vamos para abajo, viene lo facil. Pensé yo. Si si, pero dando una pequeña vuelta de 2h: 13m y 7.7 Km, más.

            Menuda bajada llena de piedras sueltas y con un desnivel que a veces me tenía que coger a los árboles. En ese punto, Pol me enseñó a bajar con técnica, no por gravedad desbocada. Piernas abiertas, un poco reclinadas y cuerpo hacia delante para no resbalar. Genial.

            Fue el primer día de agujetas en todo este tiempo de entreno. Ya me lo avisó Fernando, que en la cuesta abajo me saldrían hasta en el DNI.

            Las sensaciones de subir a La Mola en plan deportivo, en vez de paseo, son sin lugar a dudas 100 por 100 diferente. Vi hasta donde podía llegar superando mi esfuerzo. A cada momento me sorprendía de las distancias que íbamos recorriendo: “¿Allí estábamos? ... ¿Hasta allí tenemos que llegar? … ¿Todo eso hemos subido? … ¿Por aquí tenemos que bajar?

            Parecía un niño de ocho años disfrutando de la emoción de cada momento. Qué suerte poder vivir estas experiencias.


La Mola desde Els Òbits.

El recorrido propiamente dicho:

 

-Torre de l'Àngel

-Can Robert

-Can Pobla

-Cami dels Monjos

-La Mola

-Morral del Drac (Cova del Drac)

-Carena del Pagès

-Els Òbits

-Font Flavia (excelente fuente de agua inacabable)

-Carena del Pagès (criador de agujetas)

-Canal de Can Pèlecs

-Torre de l'Àngel

 

            Datos cedidos por “nuestro guía” particular.

Llegando al coche, a pocos minutos del final me propuso correr un poco, y así lo hicimos. Pocos metros, en llano, pero trotando. Aún me quedaban fuerzas.

            Fue una salida muy interesante ya que me esforcé subiendo al límite de mis posibilidades sin correr peligro, con pulsómetro sin pasar de 150 pulsaciones y vigilado por estos dos fieras. Toda una experiencia que no olvidaré.

Al llegar a casa, un antiinflamatorio, por si acaso y un ratito de sofá que me hacía falta, ducha y a dormir como un bebé.

            Espero hacer otro día, La Mola – Moncau. Pero dando caña.

PD.

            TRES DÍAS DE AGUJETAS.