martes, 8 de enero de 2019

SETECIENTOS DOCE DÍAS SIN CORRER.

Setecientos doce días “712” sin correr. ¡¡¡SI SEÑOR!!!

Pero si alguien piensa que eso es triste, espera machote; Quince… kilos… de… más. Esto sí que es una “RRuina”, con 2 erres.

Eso es lo que me ha costado el accidente laboral que me tiene postrado en mi sofá, harto de series de Netflix. ¡¡Será posible!!

Se rindió mi deportista y triunfó mi “Seden”.

—OLE, OLE Y OLE… Lo sabía, je, je, je. Algún día teníamos que volver a fusionarnos entre los dos. Siempre te lo he dicho, me llevas dentro, pero, no muy a dentro como te pensabas. Solo estoy a ras de piel…Sílfide. Tuviste un sueño. Te duró 4 años justos, ni un día más y te dejé que lo disfrutaras. Punto pelota. Ahora vuelves a ser mío canalla. ¿A dónde pensabas que ibas? ¿Creías que estos meses de baja, los controlarías desde mi sofá? Mi dulce sofá… Zampaterrones. Ahora échale la culpa, al accidente, al médico, a la mala suerte, échasela… échasela a quien tú quieras fenómeno, que la culpa solo la tienes… “Yo”. Pasas, de 91 kilos a 108… y espérate “Luis”, que ya sabes lo que es tener 137 kilos en esas piernecitas tan fuertes, tan musculosas, perfiladas, esas piernas depiladas al natural…pero con varices.

—No tienes corazón solo eres…

— ¡Barriga! Eso es lo que somos, una gorda, tensa y hueca barriga para llenarla de…

— ¡BASTA! NO TE SOPORTO MÁS… FUERA DE MI VIDA.

Relajateeee, “Este”, está aquí solo para hundirte moralmente…pero está, eso es algo inevitable.

De momento he perdido. Pero he tenido tiempo de pensar por qué. Así que analicemos que me ha pasado, para recuperar estos kilos.

Bien, cuando comencé esta historia, la motivación era brutal, como dice mi hijo mayor, “Se te alinearon los planetas”, pero vamos… Hasta los exoplanetas de las afueras.

La pasión con la que empecé a hacer deporte, la forma en que obedecía a mi entrenador en todo, entrenos, dieta etc. Eso no tiene parangón.

Más tarde, cuando me estanqué en una cantidad de kilos, sobre los 113, conocí a mi dietista, Anabel Fernández, de Koa y seguimos con la motivación y una disciplina perseverante. De esa pasión salieron los 50 kilos de mi ser. Todo consistía en eliminar unos hábitos insalubres y meter otros sanos y saludables, pero...

Algo no hice bien.

—Pues muy simple…¡ser como eres!

No hacerle caso…

Tuve algún error y ahora, viendo desde fuera lo que he hecho, lo veo claro, tarde pero muy clarito.

Hagamos un examen de conciencia…bueno de la mía.

El hecho de cambiar hábitos no solo consiste en eso, cambiarlos, si no, respetar la parte más importante, mantenerlos. Las 2 veces que acudí a mi dietista, resulta que, no acabé las sesiones del todo. Cuando ya tenía el peso que quería o el que me parecía oportuno, dejaba de ir. Pero hay una parte que no conozco y es la vuelta a la normalidad después de un control dietético. Parecía que lo podía controlar, pero siempre me ha quedado una secuela de mi seden…Almorzar como almuerza un vikingo después de una victoria.

En todo este tiempo deportivo y de control, uno o dos días a la semana siempre almorzaba como o hacia antes. Buen bocata, vasito de vino...Mala huella.

—Vaso, vaso, déjate de miniaturizar…

Así que, primer fallo:

“NO CONSOLIDAR LOS HABITOS ADQUIRIDOS”.

Sigamos con el análisis.

Según mi dietista, los días de entreno eran diferentes en la alimentación, a un día de descanso. Evidentemente, si las calorías que se consumen corriendo 16 km, las compensas para poder llenar los depósitos, con una buena alimentación, los días que no hay entreno son muy diferentes. Por tanto, me quitaba parte de la merienda o disminuía algo los hidratos en la comida.

Para mí, todos los días eran iguales. Comía igual un día de entreno que subía 1700 escalones o que me hacia 12 cuestas con Sprint de 100 metros, que un día de Netflix o sesión de “Sofing”. ¡Craso error!

Segundo fallo:

“NO RESPETAR LOS PARAMETROS ALIMENTICIOS DE LOS ENTRENOS”.

Ver a alguien, como Kilian Jornet, que se permitía el lujo de comer chocolate, antes de un entreno, me hacía pensar que yo también podía hacerlo. El tal Kilian, el chocolate, se lo come en grandes cantidades, claro.

—No majete no, eso está para los elegidos y tu solo estas elegido para sufrir esas carencias caprichosas.

Así que empecé comiéndome un trocito de este placer por las noches, del puro, del 99%, un cuadradito.

—Pero colega…ja,ja,ja. Ponme un cuadradito delante de las narices, no la tableta entera. Es que me lo pones a “guevo”. Y encima no la escondes, pues “pa´ya” que voy yo.

Y evidentemente, no podía controlar al mierda este.

Tercer fallo:

“CREERME UN DIOS DEL CONTROL DE MIS COSTUMBRES”.

Llega el accidente.

Después de 4 años justos e intensos de entrenos, me encuentro en un momento delicado, ya que estaba un poco saturado de tanto entrenamiento ostentoso y perseverante, preparando la maratón de Barcelona y estrenando un nuevo trabajo, que me ocupaba 5 días de la semana, como a todo dios, claro. Creo que eso acaba con cualquiera que...

—Cualquiera como tú y yo, los demás lo aguantan, je, je, je.

—Sí, pero, creía ser como los demás, personas sin un tipo como tú, detrás de cada acción.

Así que entro en baja con los pilares algo deteriorados y con ganas de bajar un poco el ritmo.

Me tomo en un principio este accidente, como una oportunidad de descansar un poco. Es un paro obligado y que en un principio sería para muy poco tiempo.

Primero unos 10 días…más tarde algunas semanas…poco a poco se le veía el plumero a esta avería y las semanas se convirtieron en meses, que es lo que ocurre, cuando pasa el tiempo.

Al año, la desmotivación era tal, que pasé directamente a la desesperación. Y querer volver a hacer lo mismo que hacía, era un objetivo más que imposible, era lo último que debería proponerme.

Y tras 18 meses y con expectativas de una cronificación de esta lesión, he de asumir mi cuarto fallo:

“NO AFRONTAR LOS OBSTACULOS”.

Con eso me refiero a que, si tuve la oportunidad de correr durante 4 años y llegar a unos niveles de preparación física inimaginables, si ahora, o mejor dicho, durante estos 18 meses no he podido mantener esa preparación física con otro deporte…Lamentablemente, no era mi destino. Y me he querido aferrar a esa etapa de mi vida, como si fuera la salvación para dejar de ser gordo. Tenía que haberme preparado para este modo de vida. Quietecito en casa y sin caer en los caprichosos almuerzos, bajar la ingesta innecesaria de calorías y dejar pasar el tiempo para la posible, aunque ya lejana y difícil recuperación.

He estado mirando los mapas astronómicos y no se van a volver a alinear los planetas, solo habrá un triste eclipse lunar. No puedo pretender que los planetas me vuelvan a ayudar…Ni mi entrenador, ni mi dietista, ni mi familia, ni mis amigos…Esta vez estoy solo, solo con el gordo impetuoso y hambrón de este seden que llevo a ras de piel.

—No, si yo lo sabía, que esta vida de atleta que llevabas no la aguantarías mucho. Cuatro años a base de kilómetros, controlando que comes, que bebes, siguiendo en las RRSS, a runners de esos, dietistas “nutrinoseque”. Te has gastado en libros, zapatillas y mandangas deportivas lo que antes nos pulíamos en el bar…Machote. Eso tenía que llegar a su fin. Para eso estoy aquí hombre, “pa” joderte la vida y echarte una mano para volver al sofá.

—Quizás tengas razón... Que me tomara con mucho ímpetu la nueva vida, no te lo discuto. Y esto que estoy pasando espero tomármelo como una lección, una buena lección de cómo no olvidarte, de que siempre estás ahí, Seden. No lo voy a volver a olvidar.

Espero haber llegado a mi techo, que estos 108 kilos sean una mala pesadilla, larga como un día sin pan, o como una etapa del “Camino” sin albergues, pero una pesadilla.

Empiezo a andar otra vez, y ahora espero hacerlo acompañado de más gente.

Intentare crear un grupo de amigos para hacer caminatas, de momento somos unos cuantos familiares. Y espero que me sirva de motivación para emprender una nueva vida deportiva, más tranquila, pero igual de efectiva. Un grupo abierto a todo aquel que se quiera apuntar a pasar un par de horas de caminata y diversión.

—¿Habrá almuerzo?

—Seden…

—Dime Exsilfide.

— ¿Sabes cómo dicen en mi tierra? “Váyase usted a la mier…”


jueves, 8 de junio de 2017

VOLVERÉ.

─ ¿Hola? Eiiiiii. ¿Dónde estás sílfide?

─ ¿Qué quieres, Seden? Estoy tirado en el sofá.

─No escribes, no te cuentas nada. Di algo, aunque sea mentira.

─Pues…no puedo correr. ¿Te vale?

─Ya lo veo Mateo. No corres, no entrenas, has cogido kilos… Jo, jo, jo. ¿Que pasa nen?

─Accidente laboral grave.

─Ya, ya, si ya lo sé. Pero cuéntalo aquí.

─Va a ser que muchas ganas no hay, pero lo intentaré.

 

Año de lesiones por sobrecargas. Entrenamientos desafortunados. Ha sido un año duro de entrenos y lo estuve pagando todo el verano.

En menos de 18 meses, entrené para 3 maratones y acabé 2 de ellas. Y entre medias, me estuve preparando para montaña, e hice varias carreras de larga distancia.

Cinco días de entrenos machacantes a la semana durante 4 años…se pagan.

Por lo que, en el mes de julio, la sobrecarga me llevo a no poder entrenar como es debido, una carrera de 28 km de montaña con 1800m de desnivel positivo, a causa de una fascitis plantar. Más tarde sobrecarga del gemelo. En el mes de agosto y después de una tirada larga de 35km por la costa Brava (Port de la Selva → Rosas → Cadaqués → Port de la Selva), capsulitis de un dedo del pie.

Descanso obligado, que me lleva a entrenar poco y mal y empezamos la preparación de la maratón de Barcelona 2017, con el tiempo justo, osease unas 10 semanas. Con lo que empiezo cargado, desmotivado, dolorido y sin el objetivo de Barcelona muy claro. Tras muchos esfuerzos para ponerme al día y después de apuntarme en enero a las pistas de atletismo, para hacer buenos entrenos de calidad… Me accidento en el trabajo. Terrible, doloroso…el peor accidente laboral de mi vida y espero que el último.

─Venga, a lo que vamos.

Estando de rodillas dentro de una máquina que es un túnel metálico, me cae en el pie el canto del techo, que pesa 2000 kg, tranquilamente, pillándome el pie de canto, en una posición retorcida y quedando atrapado sin poder sacarlo. Por más que tirara con mis potentes cuádriceps, no había manera de sacarlo de allí. Pero más tiraba del pie, el miedo a quedar atrapado bajo aquella máquina, que otra cosa.

Mis compañeros, intentaban levantar aquel muerto con cualquier cosa que tenían a mano, palos, hierros, pero era imposible. Fueron unos 8 minutos interminables.

La verdad es que, veía como se quedaba en ese agujero, mi vida de corredor, mi nuevo trabajo, en el que me sentía tan a gusto y todas las ilusiones que he conseguido en estos 4 últimos años.

Todo el peso de la máquina se dejaba caer sobre el pie, machacando así todos los metatarsos, desde el 1º al 5º.

El fuego que sentía, se juntaba con los golpes que me daba en la rodilla libre contra el suelo metálico de la máquina, en los intentos inútiles por escapar. Además, del dolor del brazo, que lo golpeé en el primer momento de la caída del techo contra el lateral opuesto. Todos los músculos de la pierna atrapada se me engarrotaban debido a la posición incómoda. Sumándole la angustia que me producía estar metido en aquel agujero (debido a la claustrofobia que tengo). Todo ese infierno, solo me permitía pensar en chillar a mi compañero, “Antonio, sácame de aquí, saca mi pie, haz lo que sea tío.” Tirar con toda mi fuerza aun dislocándome todo lo dislocable, desde mis dedos, hasta mi cadera, pasando por el tobillo, era lo único que podía hacer aparte de gritar como un poseso.

No sé cómo tuve un segundo de lucidez, para pensar en que lo que estaba aprisionado podía ser solo la bota de seguridad y se me ocurrió que, desabrochando el cordón y la cinta de velcro de la bota, mi pie quedaría loco dentro de ella. Así que mientras ellos hacían palanca con todo lo que pillaron, yo me desabroché el calzado. Pero enseguida me doy cuenta de que no solo la bota esta machacada…el relleno también lo estaba.

 

─Joder…Me está volviendo a doler tío.

─Sí. Tú lo sabes, macho.

 

Al final tras mucho esfuerzo por parte de mis compañeros: Antonio, Miguel, Franci, Gore y Dani, consiguieron mover, bueno, más que mover, quitar algo de peso a aquel monstruo traidor para yo poder tirar de golpe quedando libre, pero tocado.

Salí de allí pensando en lo peor… Como no. Ni la ayuda de mis compañeros, ni los ánimos de los bomberos que llegaron después de sacarme, ni las sonrisas que intentaban desenterrar de mi malestar entre todos, me quitaba la idea de la cabeza de que no podría correr nunca más.

Qué dolor, ¿no? Pensareis. Pues salí con más rabia que dolor. Sí, la verdad es que la rabia me dañaba el corazón. Pero lo único que pensaba era en el correr y el puñetero trabajo que lo perdería. Solo llevaba 2 meses y pico trabajando en esta empresa, con lo que te da que pensar.

Pido que me quiten la bota para ver la desgracia. Y Salió bien, pero el calcetín ya era harina de otro costal. “N…I      M…E      T…O…Q…U…E…S” Baldomero. Así que dejamos que lleguen los bomberos y hagan un destrozo con mi ropa.

No hay nada exteriormente desmontado, pero la hinchazón y el amoratamiento, es de órdago.

Ambulancia al canto.

Les doy las gracias a todos como si se tratara de una carrera en la que mis salvadores fueran mis voluntarios. Y para urgencias.

Tras unas pruebas en el hospital sin mucho acierto, dictaminan que solo tengo magulladuras… ¡Craso error!

Tres semanas de inmovilidad y una hinchazón potente dejan al descubierto un moratón que va saliendo del interior, hasta reventarme la piel, producido por la rotura de dos huesos del 5° dedo, que nos chivatea un TAC.

No siendo suficiente daño que al cabo de 2 meses de baja y tras coger el alta voluntaria, por consejo del fantástico médico que me ha jodido la vida y después de trabajar durante dos semanas, arrastrándome y viendo cada día más lejos el poder correr, me hacen una resonancia tardía, ya que la podían haber hecho 2 meses antes y conseguimos ver por qué tanto dolor.

El color tan feo del pie y la inflamación de este era debido, a un edema óseo de todos los metatarsos que estuvieron sometidos a tal presión.

 

─ Coño nene, pues veo un mal futuro. Me da que nos vamos a volver a fusionar.

─Pues sí, mal futuro. Pero tú y yo no volveremos a ser el mismo.

 

De momento los médicos dicen que no podré volver a correr, que busque otro deporte…Ja, ja, ja. ¿PERDONE? Como si fuera tan fácil para un “excedentario” como yo, habiendo descubierto una vida estupenda corriendo, el buscar otro deporte, “Hamos anda” …Y una mierda. Queridos doctores y terapeutas o vuelvo a correr como corría o no vuelvo a trabajar como trabajaba. Me vais a curar para poder trabajar, eso corre de vuestra cuenta. Dejadnos a mi entrenador y a mí la labor de correr.

 

En puertas se quedó “MISSION X3” Cap de Creus, Ulldeter y Catllaras. Esta última, una ultra de 50 y pico de kilómetros con 4000 metros de desnivel positivo. Y este menda lerenda, que con el pie partirá almendras, no se queda sin el gustazo de hacer una Ultra.

De momento ya llevo 133 días sin correr, andando y poco, bajo prescripción médica. Poco deporte ya que la bici tampoco me va bien y ejercicios gimnásticos, pues va a ser que no me gustan mucho.

He perdido muchísima masa muscular, capacidad aeróbica ahora mismo… ni “pa” tirarme un peo… (Uy perdón). Pero este “Kilian” de la Roureda, volverá a empezar de cero como ya he hecho una vez y me prometo a mí mismo que el Seden que llevo dentro se va a quedar solo para meter las narices en este blog.

Aún me queda tiempo para recuperarme. Pero ¿Qué te parece míster, si el primer reto que nos planteemos sea ir desde la máquina donde me pillé el pie hasta el monasterio de Montserrat (45 km) andando y corriendo?

¿Alguien se apunta?

miércoles, 10 de agosto de 2016

MISSION X3.- 3 CARRERAS DE MONTAÑA, EN 3 LUGARES DE ENSUEÑO.

2016 es el tercer año de esta nueva etapa de mi vida deportiva. Empecé con una buena sesión de maratón en Barcelona, con un tiempo excelente para mí, de 4h27’. No está mal.

Y a continuación nos vamos a la montaña.

Tres carreras, tres, 23, 30 y 29 km cada una con un desnivel de 1100, 1600 y 1900 metros respectivamente.

“Mission x 3” las han bautizado y no es para menos pues de cumplir con esas “3 Missiones” es la propuesta de este año. Así que mi “Personal Trainer” se pone manos a la obra y yo me compro unas Asics Fuijitrabuco 3, pasadas de moda, pero para mí, estupendas por el precio, jeje.

De 85 kilos que llegué a pesar la semana previa a la maratón BCN y después de correrla, me planto en unas 89 horrorosas toneladas.

—Bueno… Pero eso tu ya lo sabías.

— ¡Hey! ¿Y tú quién eres?

— ¿Quién voy a ser?... Pues tú.

— ¿Yo?

—Bueno…Tu otro yo, el de antes.

— ¿El glotón?... ¿El hambrón, el vicioso de mi otro yo…Ese?

—Sip

— ¡Largo! Esta es mi historia.

—Ja, ja, ja. Sabes que no me voy a ir. Así que sigue con “nuestra historia”.

—¿Pero tú que te has pensado? Este es mi espacio, ya tuviste el tuyo en el tiempo, así que…

—Déjate de ostias. Siempre estoy ahí, hazme feliz haciéndome partícipe de esto, que, gracias a mí conociste a tu entrenador y este mundo. Eres como eres por lo que has sido, afronta el tema.

—Vale. Hagamos las presentaciones. Mi “Seden”, el arruina vidas, al que tengo encerrado en unos recuerdos, pero latente como una pesadilla crónica. El que la caga de vez en cuando. Mi yo del 2013 hacia atrás.

—Enga… Sigue

—…

Bueno la verdad es que tiene razón, siempre estará ahí, porque el que se ha tirado toda una vida de sedentario y hambrón, siempre tendrá esas secuelas muy adentro. En fin, no se puede evitar.

Sigamos.

Buenos entrenos de fuerza para potenciar estas patas y me planto en la primera de las 3 carreras, como no, en mi querida costa brava.

 

TRAIL CAP DE CREUS.

 

En Roses, circuito circular, 23 km + 1200 m, de desnivel positivo.

Los primeros dos kilómetros, te llevan hasta un campo de olivos y empieza una buena subida de 463 m. El frio de la mañana y el viento que sopla, me obliga a sacar un cortavientos y colocármelo. Lo llevaré durante toda la carrera.

“Tramontana” le llaman al viento que cuando subes, te sopla de frente, cuando bajas, te viene por la espalda y te tira al suelo más que ayudar y en los llanos, lateralmente, para que te sientas incómodo en cualquiera de sus facetas. ¡Oh, Don Leoncio! No se imagina lo duro que es correr durante más de 3 horas soplando el viento. Yo calculo… que a una velocidad de un millón de nudos y encima con un frio del carayo.

Pero todo eso, lo compensaron unos paisajes alucinantes con la bahía de Roses de fondo, al principio. Y el mar, con las olas yendo en sentido contrario a su dirección natural debido al fuerte viento el resto del camino. Unas primeras subidas muy guapas y en tramos rocosas hacen que se te olvide lo dura que puede ser una Trail de estas características. Y el tramo de bajada, desde Puig Alt, hasta la primera de las calas que atravesamos, Cala Joncals, son unos 7 km muy corribles, muy bonitos en los que salieron dos cosas: Primera, los entrenos, para poder lucirme bajando corriendo a un ritmo guapete y segunda, los pocos años que llevo corriendo, ya que al llegar a Cala Monjoi, comenzaron los dolores de pies, gemelos a punto de reventar, cuádriceps jodidillos, en fin, los excesos se pagan, y corriendo de más, también. La última subida que nos lleva de Cala Monjoi al Pla de les Gates, con el viento de frente, sin poder abrir la boca para coger aire, intentando respirar por los poros de la piel, ya que por las orejas era imposible debido al aleteo que tenían contra mis parietales, ese tramo fue el más duro de toda la cursa. Al llegar arriba, nos miramos los tres o cuatro que íbamos juntos y telepáticamente, porque era imposible hablar, nos preguntábamos si ese huracán estaba permitido por la organización de la carrera, o era cosa de la naturaleza nada más… ¿O lo estábamos soñando? Hasta las vacas nos miraban como diciendo “estáis como mi prima la cabra”.

Última bajada que nos lleva a el “Guerto de los olivos”, en Mas Oliva y para pasar el mal trago, un bocata de fuet y una birra… Bueno, dos, pero que no se enteren los de Klassmark.

Para las siguientes carreras ya tengo un recorrido nuevo donde entrenar.

Prueba superada. 3h41’ y muy buenos recuerdos.

Mis felicitaciones a la organización por el recorrido, por el marcaje del terreno y por la cantidad de gente que nos ayuda a disfrutar de esta ruta.

¡Geniales todos!

 

Seguimos entrenando y subiendo algo de kilos. Si se entera mi dietista me da “pal pelo”… 91 kilitos, lo pongo en diminutivo por si se pasa por aquí que no se fije mucho.

— ¡Como tiene que ser!  Que 85 kilos es de “michamerda”.

— ¡Ea! Porque tú lo digas.

Bueno, pero eso no es problema, ya que ahora sé que hacer para perderlos. Así que, me pongo manos a la obra y nos vamos a por la otra carrera que será el 25 de junio…

— ¿Has dicho el 25 de junio? ¡El día de San Juan…después de la verbena…el día del cumpleaños de tu mujer! La madre que te parió, en buena hora te apuntaste a esta Missión. Jarto coca (de piñones) … jarto cava…jarto…de toooo y te apuntas a una carrera rozando la alta montaña, corriendo por crestas que rozarán los 2000 metros ¿” Pos” tú estás chalao o qué? MAMELUCO… ¿Es que no te conoces?

—La verdad es que ahora me doy cuenta. Pero lo capearé como pueda.

Llego a la cita con mis piernas fuertes, los ánimos altos, Los entrenamientos rozando el 100% de perfección.

¡A por ella!

 

TRAIL ULLDETER

 

En Camprodon, circuito circular, 28 km + 1600 m desnivel positivo.

Pocos avituallamientos para la distancia a correr. El difícil acceso supongo que es el motivo. Con lo que me tengo que llevar a cuestas 2 litros de agua, 500cc de isotónico, 2 geles, 2 bocatas, todo ese peso me provocara unas agujetas en los trapecios de aúpa. Y tener que rellenar en cada avituallamiento.

Nos vamos arrastrando por casi 10 km de subida para llegar cresteando hasta los 1899 metros, espectaculares vistas aéreas del Valle de Camprodon, donde la alfombra verde que pisamos nos engaña y hace que tropecemos en más de 15 ocasiones, yo por lo menos. La hierva semi alta, impide ver algunos agujeros y sobre todo en los terraplenes, no ves donde acaba el terreno pisable.

La primera bajada…es de lo más alucinante que he corrido hasta ahora, unos prados inmensos por delante abrazado por una neblina alta, salpimentado por montones de corredores bajando con los brazos abiertos como si quisiéramos echar a volar, esquivando el terreno salteado por alguna roca perdida y los agujeros traidores. Da la sensación de naturaleza salvaje. Emocionante donde quepa. A ver si a mi “Seden” le van estas cosas

—…mmm, ¡bah!

Primer avituallamiento en el 12. El buffet libre está a nuestra entera disposición. Así que pillo de todo y en un vaso de plástico a modo de zurrón encasquetado en la cintura de mi pantalón, me lo lleno de frutos secos, por lo de las sales y esas cosas.

Y seguimos hacia los 1941 metros, dejando atrás una subida durilla también y sin tantas vistas.

No estoy mal, la carrera es dura, pero sin rampas ni calambres, me enfrento a lo que me echen. La bajada que nos lleva hasta Vilallonga de Ter, es de lo más divertida, ya que me luzco corriendo de lo lindo. Vamos un grupo juntos a los que invito a pasar, pero les agrada mi ritmo y me permiten ser el primero de los últimos y el último de los primeros. ¡Me siento el puto Rey!

Y a un paso del avituallamiento del pueblo, sorpresón de lo más. Mi querida “Cherleader” particular, mi mujer, mi pilar. Me esperaba en la entrada al pueblo, eso estaba programado, pero quien no me esperaba era mi hijo Jordi con un grupo de amigos que estaban disfrutando ese puente de San Juan en una población vecina. Entre ellos Albert, seguidor fiel.  Madre mía. Coche con las puertas abiertas y la música a tope de Rocky, que bueno, que alegría me dio. Los saludo y sigo con Jordi de acompañante hasta el avituallamiento.

Descanso de unos minutos descalzándome para refrescar los pies, ya que en la bajada lo he dado todo y eso como siempre, lo voy a pagar.

Gracias chavales la alegría ha sido inmensa.

Sigo en busca de la última subida y como ya sabía…rampas en las patas.

Bueno ya sabes lo que toca. Parar de vez en cuando bajar el ritmo y acabar como se pueda. Ya es tuya y no hay vuelta atrás.

Harto de agua, de isotónico, de churrucas, de correr, llego a Camprodon donde me espera un río en que voy loco pensando en él, para meter los pies.

Y la meta, la ansiada meta, aparece con el ya clásico cartel de MISSION X 3…Y mira por donde, quien está cámara en mano, es mi equipo de apoyo al completo, GUAOOOO, ¡GENIAL! Qué alegría, no los abrazo por que los pondría perdidos de sales minerales y glucosa despilfarrada que me sale por los poros.

Albert eres un fenómeno. Tengo la mejor foto de meta de todas mis carreras.

Otro bocata y otra cervecita y me voy de cabeza al rio Ter, pero textualmente, meto las piernas en el agua helada, que lo cura todo y sin pensármelo me lanzo en forma de bolígrafo.

Prueba superada. 5h41’ y muy buenos recuerdos.

Mis felicitaciones a la organización por el recorrido, por el marcaje del terreno y por la cantidad de gente que nos ayuda a disfrutar de esta ruta.

¡Geniales todos! Otra vez, x 2.

¿Vamos a por la última?

La más dura. La más larga, la que tiene más desnivel, en la que hará más calor ya que es, en pleno mes de julio, la más…

—Anda y no te quejes que es lo que querías. ¿Que son, escusas para al final no correrla por algún motivo? ¡Anda ya!

—¿Perdona? No son escusas es lo que hay. La dificultad que tiene es lo único que va a darle importancia a este esfuerzo, cosa que tú de eso sabes poco, no, nada. Los que nos preparamos para una competición como esta si sabemos el esfuerzo que requiere.  Así que déjame a mi rollo.

Los entrenos van in crescendo en busca del nivel que me permita acabarla sin sufrir mucho en un tiempo inferior al año pasado, ya que esta de la Pobla de Lillet la corrí en el 2015 y tarde 6 interminables horas y un miserable minuto.

Buscando la perfección del ritmo en subidas y no apretando mucho en bajadas para regular y no tener que parar por rampas, quitando el tiempo que perdí cambiándome de calcetines y organizándome mejor en lo avituallamientos ya que este año han puesto dos más, con lo que tendré que llevar menos peso en hidratación por el camino, espero bajar lo menos 15 minutos, ya que el ritmo a no ser que me quite 10 kilos más, no lo puedo bajar. Eso está comprobado, tanto pesas, tanto corres. Si no bajas kilos o no tienes alas, lo único que se puede conseguir entrenando mucho es sufrir menos y recuperar mejor después de carrera, pero bajar el ritmo eso es muy difícil. Por lo menos para mí.

—¿10 kilos menos? Que te has pensado, que los kilos que cogimos los vamos a soltar todos. De eso nada monada, que los bocatas de jamón que nos metemos entre semana, no te los quitas ni por recomendación médica.

—Ya. Pero, tarde o temprano…

Bueno, en eso estamos, pero de mientras y a pocos días de la carrera en concreto 3 semanas, me lesiono como los profesionales. “Fascitis plantar”, coño, qué bien suena y encima eso se produce en la “fascia lata” …

—Para que nos entendamos, en la planta del pie, Seden.

Si, supongo que en una de las veces que he ido a correr con un amigo y nos hemos picado, pues me he excedido y al ser las semanas de carga máxima, pues da como resultado un sobre esfuerzo que se transfiere al cuerpo en forma de lesión. ¡Tacatá la cagaste Burt Lancaster!

Hielo, Harpagrafito, Ibuprofeno, terapeuta, rebajar los entrenos, bicicleta…en fin, lo que sea para las últimas semanas no perder la forma y poder afrontar el reto. Pero con la corta experiencia, si dejo de correr unos días lo voy a sentir en la mismísima alma.

Llega la fecha y el tío con dolor. Aunque solo duele al estar parado, al correr por lo que sea no tengo molestias. Así que decido correrla, aunque después tenga que descansar un par de meses. Después de 3 años seguidos entrenando casi al 100%, salvo enfermedad o pequeñas lesiones, no estaría mal descansar para que todo se ponga en su sitio y volver a empezar con los entrenos en noviembre de cara a la maratón de Barcelona 2017, ¡OHU LLEA!

 

TRAIL CATLLARAS

 

En la Pobla de L´illet, circuito circular, también, cómo no, 29 km + 1900 m desnivel positivo, una verdadera aberración.

Esta vez voy solo, como en Cap de Creus, el trabajo impide que tenga acompañantes.

Así que preparo mi mochila y los bártulos de matar y a por otra que voy.

Esta la voy a correr con bastones, ya que los primeros 12 kilómetros de subida son bastante durillos y si no recuerdo mal, en las bajadas también me ayudaron mucho el año anterior.

6h01’ es lo que tengo que bajar ese es el reto.

Comienza la carrera con una multitud de gente aplastándonos unos a otros, como si no hubiera montaña para todos. Y así fue. Ya que la estrechez del camino en los primeros kilómetros provoca una larga cola que nos impide correr. Menos mal, porque esa podía ser la excusa para decir que teníamos que ir andando por el desnivel tan bestia del terreno.

En el kilómetro 3,5 me encuentro a un chaval tumbado en el suelo con unos dolores increíbles. Rodeado de 3 o 4 corredores, me voy a acercar para ofrecer mi ayuda, pero el de delante mío se ofrece y le dicen que están servidos. Ya están llamando por el móvil a la organización. ¡Tobillo roto! Eso sí que es mala suerte, en una subida con el suelo muy técnico por culpa de rocas saliendo del suelo. Se veía un tío fuerte y debía de ser de los primeros ya que partirse el tobillo en esas circunstancias has de ir bastante rápido o tener un traspiés fatal.

¡Espero que te recuperes pronto nano!

Kilómetro 5… Primera rampa.

¿Asombroso? Pues en un principio sí, pero el parón de las últimas semanas sale a ras de piel y es una primera señal de que, o regulo, o me retiro.

Kilómetro 9… Valoro si me doy media vuelta, porque las sensaciones que tengo son nefastas. El tendón del pie bueno me da sensación de rampa que se transmite a los dedos, no se algo muy raro que solo se pasaba si corría despacio.

Sigo corriendo y regulando para no defraudarme a mí mismo y acabar una carrera más. Hasta ahora no he abandonado en ninguna por ningún motivo, esperaba que esta fuera igual. Pero lo mío me va a costar.

Pasan los kilómetros y parece que la cosa se arregla, pero acosta de correr despacito y no hacer locuras en las bajadas.

¿Qué voy a contar de la sierra de Catllaras?, ¡alucinante! Senderos preciosos y cuestas duras como las que más. Y gente encantadora en los avituallamientos.

Una buena y rápida ducha en uno de los avituallamientos, hace más llevadera el calor, pero calor que flipas.

Y llegamos a los últimos kilómetros, en los que me doy cuenta de que no llegaré a tiempo de batir mi propio récord. No me preocupa, nunca valoro los tiempos de las carreras, me busco un determinado tope, para tener un objetivo claro, pero no me obsesiona. Lo que si me da rabia no haber podido bajar de las 6 horas.

Total 6h04’, 3 minutos más que el año anterior.

Entro en meta celebrando que las 3 Missiones las he cumplido, mis tres dedos bien visibles y mi gorra enganchada en los bastones en señal de victoria.

Último bocata y otra cervecita…y como no, repitiendo birra, que me la he ganao. Que cara más dura tengo…

Mis felicitaciones a la organización por el recorrido, por el marcaje del terreno y por la cantidad de gente que nos ayuda a disfrutar de esta ruta.

¡Geniales todos! Otra vez, x 3

 

MISSION X3 CUMPLIDA!!!

 

—¿Algo que alegar “Seden”?

—No, no, es tu historia, la semana que viene: “Nos Vemos En Los Bares”, como dicen los de Celtas Cortos. Ya te pillaré.

Sí, pero lo bueno es que mientras que corro, a ti te tengo encerrado en los recuerdos y tú no disfrutas de esta historia en directo. Lo único que me da un punto positivo de la relación contigo, es el haber conocido a gente en la que tú nunca te hubieras fijado.

Y yo sí.


sábado, 14 de mayo de 2016

¿QUE SON LAS SERIES? ENTRENAMIENTO DE SERIES...O ALGO ASÍ.


Yo no tenía ni la más remota idea, en mi anterior vida de gordo, obeso, sedentario… (Da igual, como le quieras llamar Willy, en el fondo es lo mismo), de lo que significaban estos términos atléticos. Series, entrenos de serie, en fin, cosas de esas.

Para que te hagas una idea, son entrenos más o menos cortos, a un ritmo, lo suficientemente rápido como para que cuando acabes, no te queden ganas nada más, que para ahogar a tu entrenador con tus propias manos y mirándole fijamente a los ojos decirle: “NOOO VOYYYY AAAA CORRERRRR NUNCAAAAA MAS”.

Esos entrenos sirven para mejorar la capacidad aeróbica y la velocidad y para acabar hasta los mismísimos de correr. Si te esfuerzas lo necesario para que el entreno haga su función en tu musculatura, acabas bastante asfixiado, pero nunca se ha de llegar al punto de que te tengan que recoger del suelo, eso no, el truco está en parar un pelín antes.

Hoy me tocaban “8x1000 sub-5”, osease, correr 8 malditas e interminables veces durante 1 km y hacerlo en menos de 5 minutos cada uno de los kilómetros.

En las primeras 3 series te sientes genial, incluso, fíjate bien lo que te voy a decir, me atrevería a asegurar que son hasta placenteras. Dos vueltas y media al circuito de las pistas de atletismo, más solo que la una, con solo un partido de fútbol al otro lado del recinto, pues la verdad no se hace pesado, total cada kilómetro lo tengo que acabar en menos de 5 minutos…

Ritmo rápido a 4 minutos y 30 segundos cada km.

Pienso que ese es el ritmo que tengo que aguantar todas ellas, las 8, para que el cuerpo se ponga en estrés.

La cuarta ya empiezo a creer que quizás empecé algo rápido, que hubiera asegurado el entreno corriendo un poco más despacio. Pero en los 2 minutos de descanso que tengo entre cada repetición, veo que recupero de una forma magistral.

¡Vamos a por otra!

Cuando llevas 5, empiezas a dudar si las harás todas…

Y cae otra…

Y termino la sexta.

Y empiezo a confirmarme a mí mismo, que seguro, que 8 no…

Y cae la séptima.

Y ya está, solo queda la mortífera, dos vueltas y media al circuito eterno…

La primera vuelta es casi de prueba, y el ritmo sigue vivo. Voy a por la segunda vuelta al circuito de 400 metros. El pulso sube a 160 y sé, que solo me quedan dos tristes pulsaciones más para ver el límite del sufrimiento, sin necesitar unas branquias debajo de los sobacos para ayudar a los pulmones, así que regulo, pero no bajo el ritmo, lo que intento regular es la técnica. Aflojo los brazos, relajo la espalda, me inclino hacia adelante, caigo en cada zancada como si fuera una sílfide fijándome en el ruido que hago con la zapatilla en el suelo, yergo mi espalda, miro al frente sin ver nada mas allá que mis gotas de sudor subiendo hacia el cielo empujadas por mis resoplidos, intento ayudarme con los brazos como si me cogiera al aire y estirara de él para sentirme más ligero, e intentando hacer todas estas gilipolleces, acabo los últimos 200 metros.

Y con un resoplido más fuerte de lo necesario y algún jadeo puñetero, para así, hacerme notar que he sufrido y ver si los que están jugando al futbol se dan cuenta de que he conseguido acabar un entreno increíble, llego a la línea que separa un sufrimiento placentero, de una merecida recuperación, en mis 2 aprovechados minutos.

Y eso son las series, querido Willy. Son duras pero necesarias… Y bueno, divertidas, je…je…je.

Y con 88 kilos y 3 años de experiencia, no está mal.

Si se quiere, se puede hacer lo que te propongas.

Solo es cuestión de creer en ti mismo.





martes, 15 de marzo de 2016

ZURICH MARATO BARCELONA 2016. ¡Encontré mi Mayor Triunfo!

¡Soy la persona con más suerte del mundo!

No me puedo creer lo que he vivido esta mañana de domingo, una estupenda mañana, para correr una maratón. Emociones   indescriptibles, aunque intentaré explicarlas. Momentos inolvidables y sensaciones físicas como nunca.

No me puedo creer lo que he conseguido en 3 años. No puedo pedir más.

Pero vamos poco a poco y empecemos desde el principio.

Cuando yo era chiquitito corría mucho…Bueno demos un pequeño salto, que deje de correr. Ya estamos en el año 2013… 135 kilos y subiendo… Demos otro saltito, que eso ya lo tengo muy explotado… Año 2016… 50 kilos menos… ¡Guao! Si, parece mentira, pero real como la maratón que me he mamado hoy. Se dice pronto, pero ha costado 3 años y un par de meses conseguir semejante logro. CINCUENTA KILOS.

Como lo he conseguido, a lo largo de estas historias contadas desde la pasión, está más que explicado. Pero en definitiva y no me cansaré de repetirlo, cambiando hábitos poco a poco y buscar un deporte que te aporte emociones y alegrías. Y desde luego, aconsejado por un profesional y si es a nivel personalizado, perfecto.

Y qué mejor forma, de celebrar ese cambio brutal en mi vida, que preparando una maratón. Mi máximo reto. Aunque el reto real es, la preparación. Porque la carrera no es lo más difícil. Lo difícil es la constancia, la dedicación, el esfuerzo, los días que me hubiera quedado en el sofá después de trabajar. Esas tiradas largas de hasta 29 km en solitario. Porque, amigos para ir a pegarnos un almuerzo, tengo hasta lista de espera. Pero para acompañarme a correr durante 3 horas y pico… Joer no sé dónde se meten.

Momentos de bajón, que solo se superan apoyándote en quien cree en ti, o en un simple correo de mi entrenador, dándome la bronca por que se huele que estoy flaqueando y me da un toque de atención.

Cuidar la alimentación e hidratación para conseguir unos entrenos perfectos, es lo más importante. Puedes ir a correr para mantenerte en forma todos los días, o dos días en semana. Eso es genial, pero si exiges a tu cuerpo que dé el máximo, solo se consigue si te impones unas pautas sanas fijas y bien argumentadas, a ser posible, por unos buenos profesionales, como ocurre en mi caso.

Tengo callos en las yemas de los dedos de agradecer a mi entrenador lo mucho que me ha enseñado, pero aun tendría que quedarme sin uñas y seguiría escribiendo lo mucho que le debo. En cada correo que le envío con el informe diario de entreno me pega la bronca, si no a la entrada a la salida. Por supuesto, porque no hago las cosas 100% como él me manda. Y de ahí parte de mi constancia. Eso te obliga a cumplir el máximo que se pueda en los entrenos. No dejes nunca de regañarme “Míster”.

Y una buena dietista como es la mía no me deja margen de error en la alimentación, para eliminar esos kilos que tengo de más. Ella, Anabel Fernández de KOA, es la responsable de poder acabar de rematar esos últimos 7 kilos (de momento) para llegar a perder los 50 grasos que me han acompañado tantos años.

Pero, paso a explicar cómo me ha ido la maratón de Barcelona 2016.

Me gustaría ser modesto y breve…Pero me parece que voy a pecar de Narcisista en esta crónica. Y no voy a tirar de poda, porque no tiene desperdicio la mañana vivida. Va a ser una lectura larga, como una maratón.

Voy a presentar a Salva.  Amigo desde que uno hecha el conocimiento justo, para pasar el día y se junta con la irresponsabilidad de la pubertad, dando un resultado de unas juergas increíbles, más allá de poderlas recordar y en algunos casos, ni quererlas recordar. Mucho tiempo, sí.

A parte de un forofo de la Mountain bike en su segunda pubertad, allá por los 30 y tantos, fue monitor de Spinning, menudas patas tiene ahora a los 50. Y mire por donde Luis Candelas, que me quiere acompañar en bici y hacer el seguimiento de mi maratón. Mi entrenador también estaría por allí animando, ya que corremos 3 o 4 de sus discípulos. Pero cada uno a su propio ritmo. Con lo que el pobre va a ir toda la mañana de culo. Está acostumbrado y como está enamorado de su “hobby”, que es enseñar lo que mejor sabe hacer, pues que aprete los pedales;)

Así que sin más dilación me plantaré al momento de la salida. El cajón de los de más de 4 horas y con intención de hacer 4h45’. Por lo menos ese era el plan de entrenamiento.

¿Por qué pondrán en las salidas canciones tan emotivas? Es que, uno que está sensible, escuchar antes de salir a la Caballé y al Mercury cantar “Barcelona”, hace que se te ponga la piel de pollo, los ojos llorosos, el cuello anudado, el corazón se debilita, la barbilla temblorosa y entonces vibras lo que no te imaginas.

Salida controlando lo que he estudiado, leído, escuchado, visualizado en videos, lo que me han aconsejado muchísimas veces, un ritmo suave y continuo, porque los primeros 7 km pican un poco para arriba. Pero será la emoción, o la preparación, o ambas cosas, porque no noto nada esa subidilla. Aun así, el ritmo suave. Salva, que yo no sabía hasta qué punto estaría a la altura de hacer un buen seguimiento, me sorprende con un primer encuentro en el km 4, Numancia. Mi primera emoción en carrera. Ya no me perdió de vista en prácticamente todo el trayecto.

Seguimos a ritmo suave. ¡Y en el km 6, tacatá! Sorpresón, mi amigo, mi compañero de trabajo, mi seguidor más fervoroso, Xavi. “Collons nano, que em vas emocionar de veritat. Savia que estaves per alli, però amb la concentració del ritme anava a la meva bola, i em va fer molta il·lusió tenir-te una estona al meu costat. Espero de debo que l'objectiu que t’has proposat, seguexi endavant i puguem fer moltes excursions junts. Moltes gràcies per estar sempre al meu costat donant-me ànims”. ¡SELFIE!

 

 

 

Y seguimos “pa lante” y llegamos Campo del Barça, ¡qué grande!

Km 7, creo. Siguiente sorpresa. El MISTER. Sorpresas continuas ya que Barna es muy grande, el recorrido muy largo y 20200 corredores con una infinidad de animadores, ¿cómo me puedo encontrar con todos ellos? Pues ahí está. Y claro, ¡cómo no me va a regañar! — “Oye, ¿no vas muy deprisa?” — Me dice. ¡Po zí! Pero voy bien. —“Vale, regula que te queda mucho. Nos vemos en el 14”. ¡Claro, como tú vas en bici! Pienso para mí, Así que, tiro “pa lante” y le dejo.

Voy muy bien, el ritmo continuo, relajado, el ambiente monstruoso de bueno. ¡Me adelantan una pareja de recién casados! Increíble, con sus correspondientes trajes de novios. Poca fuerza les va a quedar para esta noche, ilusos.

A lo largo del camino tengo a mi lado a Salva. Continuamente lo voy viendo. Que seguimiento chaval, como mola tenerte ahí al lado.

Km 16, estamos llegando a la Sagrada Familia… Me da vergüenza reconocerlo, pero no he estado nunca aquí. Maldita sea, tengo que venir a visitarla, no tengo perdón. Reduzco la marcha y disfruto de las vistas, por si acaso sigo siendo un inculto de lo culto y me oculto de lo cultural y sigo sin visitarla. Pero prometo llevar a Encarni a la Sagrada Familia, al Camp Nou y a todos los monumentos que me encuentre por el camino. ¡Palabra de runner!

Nos aproximamos al km 20, meridiana, 4,5 km entre subir y bajar. Al bajar completamos la media maratón. Vuelvo a ver a mis seguidores, nunca mejor dicho. Me sale una media maratón bastante buena. 2:13:49.

Empiezo a ver corredor@s con problemas serios de ambulancia. Estoy tranquilo, ya que mi ritmo no es muy alto y mis pulsaciones, sobre 130 no me tienen que preocupar. No es que yo sea el más indicado para dar consejos, pues mi experiencia en correr es corta. Pero ya que te apuntas a una maratón tienes que saber que son 42 km y el pico, que, si no estás bien entrenado, no la hagas. Pero lo inadmisible, es si no estás preparado, encima te sobre esfuerces. Acabemos.

El km 25 es el crítico, ya que nos estamos aproximando a mi máxima distancia recorrida en entrenamientos, 29 km y tengo que seguir regulando, si no de lo contrario a partir del 30 conoceré a un tal señor del mazo, “mu” malo él.

Y Salva, continuamente a mi lado apoyándome, recordándome que beba y que me regule.

Tengo que decir que la dieta que he seguido los 4 días anteriores a la maratón, son las idóneas para estos esfuerzos. Indicaciones, cantidades + la hidratación perfecta, todo dirigido por mi dietista y corroborado por mi entrenador. Si es que tengo una suerte bárbara. Solo tengo problemas intestinales, insignificantes debido al isotónico que dan en carrera, que no me va muy bien. Pero lo que no arregla un masajito abdominal lo arregla un pedo. (Perdón).

Así que, mi única preocupación, es a partir del km 30. Pero, me siento tan bien, que incluso el dolor de los dedos de los pies, que se me durmieron en el km 8, ni lo noto. Poco a poco y controlando el ritmo, me voy comiendo kilómetros y agua y geles, uno cada hora y el azulado isotónico indigesto. Y venga voluntarios. Madre mía la cantidad de gente ayudándonos a superar este reto.

Y aparece Fernando por mi izquierda, chillándome que de ahí no me mueva. Le veo muy contento y optimista. Creo que ha perdido el miedo a que voy muy deprisa, ya que empieza a decirme que no baje el ritmo, que mantenga esa fuerza. Y entonces, me doy cuenta... No quiere que me mueva de esa posición, ya que tengo a pocos metros por detrás de mí, las liebres de las 4h30. ¡OSTIA! (Lo escribo en mayúsculas y tengo que decir que le he pegado hasta demasiado fuerte a las teclas, como si quisiera resaltarlas aún más). No había pensado en ningún momento en hacer ninguna marca, aunque días atrás me hacía ilusión, intentar acercarme a las 4h30’’. En ese mismo momento, decido apretar los dientes y concentrarme aún más en el ritmo. Dejo de hablar con Salva, como hacía de vez en cuando y me propongo bajar de las 4 horas y media.

Tal es el ritmo que cojo a partir del 30, que ni me doy cuenta de que estoy en el límite de mis miedos. Aviso por el grupo de Wapshapp que creé el día antes para mis seguidores, amigos y familia que estoy en el 30. Cada 5 km indicaba donde estaba y como me sentía. Así que es el último aviso que grabo. No vuelvo a decir nada más hasta llegar a meta.

 

 

 

Para colmo de alegrías, si es que soy un tío con suerte, me encuentran al mismo tiempo Salva y Fernando, hago las presentaciones y se dan cuenta que voy muy bien, ya que he aumentado el ritmo de carrera, tanto, que hasta las indicaciones que tenían para saber en todo momento donde estaba, se les han desmontado. El grupo de liebres quedó muy atrás, el tipo que vestía igual que yo lo adelanté, la chica guapa que no sé qué... Igual. A sí que los parámetros de referencia han cambiado totalmente y les tenía completamente perdidos.

El míster echando cuentas…” Que si sigues así bajas de 4:30. Que si aprietas, aun bajas de 4:25. Que si mantengo ese ritmo…” ¿Pues no iba muy deprisa?  ¿No tenías miedo de que petara? Ja, ja, ja. La cosa ha cambiado, ¿eh? Empiezo a venirme arriba. El miedo al muro ha desaparecido ya que noto que voy estupendamente. Las piernas vuelan solas, mi cuerpo no pesa y mi mente está más fuerte que nunca. Lo tengo clarísimo, los últimos 10 kilómetros los voy a disfrutar de lo lindo. ¡Voy a por todas! Si no doy el 100%, ¿para que me alisto a una maratón? ¡Aquí estoy “pa” petarlo!… Madre mía voy a romper las teclas del teclado jojojojoj.

Os he dicho que soy un tío con suerte. Pues espera y verás Baldomero.

Por el km 34 o 35 le digo a mis Sherpas motorizados que, en el avituallamiento del 38, en la Catedral, que me busquen a un tal Santi Quero. Excombatiente conmigo en el colegio de los Salesianos, hace 35 años. No nos hemos vuelto a ver desde entonces y mira por donde, descubro a través del Face, que es corredor y este día, voluntario en este punto.

Pero Fernando me dice que, está a punto de irse, tiene fiesta de cumple y no sabe si le dará tiempo de seguirme más rato.

Así que sigo dirección “pa lante” y me voy acercando con ganas al 38.

¡Madreee! El tramo de Arco de Triunfo. La gente a los lados se agolpaba hacia nosotros haciendo un pasillo estrecho en el que nos sentíamos realmente arropados. Al llegar al Arco, no me da otra idea, que levantar los brazos. La música, los animadores, los gritos, Fernando por un lado con una sonrisa de oreja a oreja, el Salva por otro. ¡Diossss que tramo! Hubiera dado la vuelta al Parque de la Ciudadela para volver a pasar por allí.

Ahora empieza lo bueno.

Y llego al 38. Montón de voluntarios, no me fijo ni en la catedral, solo busco con todos mis sentidos a Quero. Leche, y a la primera, pumba. El tío, con las manos llenas de botellas de agua animando a todo el mundo. Extiendo los brazos y enseguida me reconoce. Nos fundimos en un abrazo.  No me imaginaba la ilusión que me haría el verte Santi, me quede sin fuerzas para decirte nada, pero te solté un besazo que creo te lo dije todo. Coño voy a romper el teclado de verdad.

Muy contento.

Los dos correcaminos habían desaparecido. Pero pronto volvieron a acecharme.

Los kilómetros siguientes, concentración, ritmo, agua, isotónico, ya no me dolía la barriga.

Buscando el mayor triunfo.

Me vuelven a encontrar y vuelven a ver el ritmo que llevo. De volar.

Pasamos colon y sé que llega lo más difícil. Lo he visto en un montón de videos, lo he leído en un montón de crónicas. Me lo han avisado un montón de corredores. El Paral-lel, es lo más duro, sobre todo los últimos 700 metros, antes de llegar a la curva definitiva de meta.

Pero lo que no me imaginaba era la gente. Que bárbaro. Se me hicieron, los 2 kilómetros y pico super cortos, me hubiera gustado que hubiera tenido, 5 km por lo menos. Desde antes de Colon y hasta el Paral-lel, Fernando y Salva dándome apoyo, informándome de todos los tramos de subida que me quedaban. Diciéndome en todo momento lo que venía a continuación. Así, que, al llegar al temido tramo, lo tenía “mamao”, y para más Inri, la gente gritando mi nombre continuamente. ¿Subida? Donde estaba la subida si se me hizo corto y suave. Salva se había desprendido del seguimiento para ver si podía verme entrar a meta. Fernando a mi lado hasta arriba del Paral-lel. Y en su cara veía la ilusión de verme triunfar. Y llegamos a la curva final. Me despido de mi entrenador con un plas plas de manos, “¡Míster los del cumple!” Y sigo solo hasta el final.

195 metros a tope. Lo estoy dando todo. Las piernas me van a estallar, el pulso, al llegar abajo del paralelo, lo tenía a 151 y supongo que a esas alturas rozando mi límite de FC. El jadeo se hace casi insoportable ya que se me junta la emoción con el esfuerzo y me falta el aire. No puedo respirar bien, tengo que intentar no llorar para poder rematar la faena y llegar entero. Voy grabando con el móvil, no me quiero perder ese momento los días siguientes, solo me quedan 50 metros y la alegría es tal, que no me queda otra que llorar y ahogarme a la vez. Si me desmayo ya respiraré con normalidad. Últimos metros y aprieto los dientes, las piernas y los puños, el pulso a 170.

Llegué.

La sensación de los últimos segundos, después de 3 años entrenando, 3 años a dieta, 3 años en los que he perdido lo que pesa un tío delgado, 3 años de alegrías, esfuerzos, hundimientos morales, esa sensación a pie de meta, solo lo puedo explicar desde el corazón. No tengo palabras para expresarlo, solo sensaciones que no puedo plasmar aquí. Pero intenta ayudarme imaginándote por un momento que estas en mi pellejo y que eres tú el que ha disfrutado de esta maratón, que es tu Mayor Triunfo y así, solo así, podrás entender lo mucho que he disfrutado de este reto. O mejor. Os pongo el video de llegada al final de la crónica.

Si has llegado hasta este punto de la lectura, aparte de tener mucho valor, seguro que hasta te habrás calentado para hacer algo así. Bien, pues no te voy a desanimar, pero usa la cabeza y no las piernas. Profesionales, rodéate de profesionales.

Ésta ha sido, sin lugar a duda, la mejor experiencia que he tenido hasta el momento, en el mundo en el que me muevo ahora. Ha habido muchas carreras y retos increíbles a lo largo de este tiempo. Pero, elaborado tan armoniosamente, ejecutado con tanta exactitud y acompañado de todos los que me han seguido estos días, desde luego éste, ha sido el mejor.

Esta maratón, entera, desde la salida con la música de “Barcelona”, hasta el último centímetro que he corrido por esta ciudad tan espectacular como es Barcelona, se la dedico a mi mujer Encarni y mis dos hijos Jordi y Sergio, que por el trabajo que nos ocupa no han podido disfrutar de ella en directo. Gracias, chicos, hoy no hubiera corrido sin vuestra ayuda.